La investigación, que analizó la captación y liberación de vitamina D3 y sus principales metabolitos en adipocitos diferenciados cultivados en laboratorio, arroja luces sobre cómo el tejido adiposo actúa como reservorio de esta vitamina esencial para la salud ósea y metabólica.
El tejido adiposo, más que un depósito de grasa
La vitamina D3, o colecalciferol, es una vitamina liposoluble clave para la regulación del calcio y la salud ósea. Estudios previos ya habían señalado que se acumula en el tejido adiposo, pero hasta ahora la cinética de su captación y liberación, así como la de sus metabolitos no se comprendía del todo.
En este estudio, investigadores cultivaron preadipocitos humanos y los diferenciaron en adipocitos maduros. Luego, expusieron estas células a diferentes combinaciones de vitamina D3 y sus metabolitos, midiendo sus concentraciones intracelulares en distintos momentos mediante cromatografía líquida de alta resolución (HPLC).
Resultados clave
Los resultados mostraron que la vitamina D3 se acumula de forma lenta pero sostenida durante 96 horas, lo que indica que se almacena en los compartimentos lipídicos de los adipocitos, como las gotitas de grasa. Por el contrario, los metabolitos 25(OH)D3 y 1,25(OH)2 D3 fueron absorbidos rápidamente, alcanzaron su pico en la primera hora y disminuyeron bruscamente después, sin evidencias de almacenamiento prolongado.
Cuando se estimuló a los adipocitos con isoproterenol, una sustancia que induce lipólisis, se observó una liberación aumentada de vitamina D3 al medio extracelular, reforzando la idea de que esta vitamina puede ser movilizada desde el tejido graso en condiciones específicas.
“Nuestros hallazgos indican que los adipocitos humanos diferenciados presentan un manejo intracelular distinto de la vitamina D3 y dos de sus metabolitos hidroxilados, lo que podría contribuir, aunque no explica completamente, a las variaciones en la biodisponibilidad sistémica de la vitamina D”, señala el estudio.
Implicaciones clínicas: ¿por qué importa?
Este patrón de acumulación selectiva sugiere que la vitamina D3 se comporta como un recurso almacenado a largo plazo en el tejido adiposo, mientras que sus formas activas son metabolizadas rápidamente.
Esta dinámica tiene implicaciones críticas: en personas con obesidad, una mayor masa grasa podría «secuestrar» la vitamina D3, reduciendo su disponibilidad para funciones biológicas clave como la absorción de calcio, la mineralización ósea y la función inmunológica.
Una hipótesis evolutiva: ¿una estrategia de supervivencia?
El estudio también plantea una hipótesis fascinante: la capacidad del tejido adiposo para almacenar vitamina D3 podría haber sido una ventaja evolutiva. Nuestros ancestros, expuestos a la luz solar en verano, acumulaban vitamina D3 en su grasa corporal, la cual era liberada durante los meses de invierno cuando la síntesis cutánea era limitada. Esto pudo haber sido vital para prevenir enfermedades como el raquitismo en zonas de baja exposición solar.
Futuras direcciones de investigación
Aunque los resultados son prometedores, los autores advierten que se necesitan más estudios para comprender completamente estos mecanismos. En particular, se requiere evaluar la expresión de genes clave como VDR (receptor de vitamina D) y CYP24A1 (enzima que degrada los metabolitos activos) en condiciones reales del cuerpo humano. También se recomienda explorar estas dinámicas en otros tipos celulares, como las células madre mesenquimales, para evaluar su papel en procesos como la formación ósea.
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