“¿Quién soy yo para juzgarlo?”: Las palabras que hicieron eterno al Papa Francisco

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Francisco será recordado como el Papa que llevó el Evangelio a los márgenes del mundo, un pastor que quiso que la Iglesia fuera un “hospital de campaña”.

El Papa Francisco ha fallecido este Domingo de Pascua en Roma, a los 88 años, tras su tradicional bendición “Urbi et Orbi”. El primer pontífice latinoamericano deja un legado de profunda transformación para la Iglesia católica, impulsando una agenda marcada por la inclusión, el diálogo y la justicia social. 

La Santa Sede queda ahora bajo la administración del cardenal camarlengo, el irlandés Kevin Farrell, mientras los cardenales del mundo se preparan para elegir al próximo sucesor de Pedro.

Desde su elección en 2013, el argentino Jorge Mario Bergoglio se distanció de posturas doctrinarias rígidas y se convirtió en un líder carismático que no temía abordar los temas más polémicos: la homosexualidad, el rol de la mujer, el abuso dentro de la Iglesia, la migración, la guerra y la pobreza.

Sus palabras quedaron grabadas en la memoria colectiva:

  • “¿Quién soy yo para juzgarlo?”: así se refirió en 2013 a las personas homosexuales, generando un giro en el tono con que el Vaticano trataba la diversidad sexual.
  • “Los abusos a menores son la vergüenza y la humillación de la Iglesia”: en 2024, desde Bélgica, Francisco condenó los crímenes de abuso clerical, exigiendo perdón, justicia y medidas concretas.
  • “Mejor ser ateo que mal cristiano”: con esta frase de 2019, denunció la hipocresía dentro de la comunidad creyente.
  • “Para conseguir la paz se necesita valor, mucho más que para hacer la guerra”: su voz resonó desde Tierra Santa hasta Colombia, siendo un férreo defensor del diálogo como camino hacia la paz.
  • “El papel de la mujer va mucho más allá de la funcionalidad”: con este mensaje en 2019, pidió justicia e inclusión, aunque mantuvo límites en torno al sacerdocio femenino.

En su último mensaje, leído por su maestro de ceremonias debido a su frágil estado de salud, Francisco pidió por la paz en Palestina, Israel, Gaza, Siria, Yemen y Líbano. Con voz débil, apenas alcanzó a pronunciar “feliz Pascua” frente a miles de fieles en la Plaza de San Pedro. 

«Que nunca se debilite el principio de humanidad como eje de nuestro actuar cotidiano. Ante la crueldad de los conflictos que afectan a civiles desarmados, atacando escuelas, hospitales y operadores humanitarios, no podemos permitirnos olvidar que lo que está en la mira no es un mero objetivo, sino personas con un alma y una dignidad», afirmó el Sumo Pontífice 

Francisco será recordado como el Papa que llevó el Evangelio a los márgenes del mundo, un pastor que quiso que la Iglesia fuera un “hospital de campaña” y no una institución encerrada en sí misma. Queda por ver si su sucesor continuará este rumbo o retomará un enfoque más conservador.

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