Salud mental masculina: psicoterapia y crisis de masculinidad en Latinoamérica  

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En América Latina es que los hombres tienen tasas de suicidio hasta tres veces más altas que las mujeres, pero buscan ayuda psicológica con mucha menos frecuencia, debido al estigma social que aún persiste sobre la expresión emocional masculina y la idea de que deben “aguantarse” o “ser fuertes”.

La salud mental de los hombes en América Latina enfrenta desafíos complejos y, a menudo, invisibilizados. A pesar de las altas tasas de depresión, suicidio y consumo de sustancias, las intervenciones clínicas específicas para esta población aún son escasas y poco abordadas desde una perspectiva que considere las construcciones sociales de la masculinidad.

El legado de los estudios críticos de masculinidades

Los estudios críticos de masculinidades tienen casi 30 años de historia en la región y han consolidado su presencia en la psicología social y disciplinas interdisciplinares, dialogando con feminismos y teorías de género (Aguayo & Nascimento, 2016; Connell, 2019). Desde sus inicios, estos estudios han evidenciado cómo las relaciones de poder, la diferenciación de género y los valores socialmente construidos influyen en la identidad masculina. 

La masculinidad hegemónica, caracterizada por la agresividad, la autosuficiencia y el rechazo a lo femenino, mantiene a muchos hombres en un estado de insatisfacción y vulnerabilidad, además de promover conductas de riesgo para su salud física y mental (Fuller, 2001; Santos Velásquez, 2009).

La crisis de masculinidad y su impacto en la salud

El ideal de masculinidad hegemónica genera un malestar profundo en quienes no logran cumplir con sus exigencias, lo que puede derivar en conductas autodestructivas como el alcoholismo, la violencia o el suicidio. Datos alarmantes en América Latina muestran que cuatro de cada cinco suicidios son cometidos por hombres (Organización Panamericana de la Salud, 2019). 

Además, la prevalencia de depresión en la región alcanza cifras preocupantes, con un 8.63% en la vida y un 3.69% en el último año (Errázuriz et al., 2023). Sin embargo, las barreras culturales y sociales, como el estigma y la escasez de recursos, dificultan que los hombres busquen ayuda psicológica.

La necesidad de abordar la salud mental masculina desde la clínica

A pesar de estas cifras, la investigación y la intervención en salud mental masculina siguen siendo áreas poco exploradas. Estudios recientes en Ecuador, Brasil y otros países muestran que los hombres que adhieren a valores tradicionales de masculinidad experimentan mayor malestar emocional, aunque enfrentan dificultades para reconocer y comunicar su sufrimiento (Merlyn-Sacoto et al., 2024; Krumm et al., 2017). 

La resistencia a pedir ayuda y la internalización de normas rígidas dificultan el acceso a servicios especializados y agravan su vulnerabilidad.

Innovaciones y desafíos en las intervenciones clínicas

Desde Brasil, por ejemplo, se destacan experiencias que utilizan enfoques socioconstruccionistas en psicoterapia, promoviendo narrativas que incorporan las masculinidades diversas y cuestionan las normas tradicionales (Beiras & Cardoso). 

También se han desarrollado programas específicos, como la Política Nacional de Salud de los Hombres en Brasil, que busca reducir las brechas en atención y promover modelos de masculinidad más saludables (De Cesaro et al., 2018). Sin embargo, aún persiste una gran brecha en la implementación de políticas públicas sensibles a las distintas construcciones de género.

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