En el tratamiento del mieloma múltiple, no solo la medicina ha evolucionado de manera acelerada en la última década, sino también el acompañamiento al paciente. Así lo afirma la enfermera oncológica Annette Bobe Roqque, con 20 años de experiencia en el Hospital Auxilio Mutuo y su Centro de Cáncer, quien destaca que la educación, la empatía y el apoyo emocional son hoy pilares indispensables en el manejo de esta enfermedad.
“Para describirte es bien importante la educación al paciente, para que entonces el paciente se pueda acoplar a su tratamiento y sea efectivo y llevarlo acorde como debe ser”, expresó la especialista, quien ha sido testigo directo de cómo los avances científicos han transformado el panorama del mieloma múltiple.
Uno de los mayores obstáculos que enfrentan los pacientes, según la enfermera, sigue siendo el alto costo de los medicamentos y la falta de una red de apoyo sólida. “Los pacientes muchas veces no quieren ser una carga para su familia, y hay otros que son envejecientes y están solitos porque sus familiares están fuera de Puerto Rico; eso nos pone una traba para que continúe su tratamiento”, explicó.
Ante esta realidad, el rol del personal de enfermería va más allá de lo clínico. “Uno de los roles más importantes del enfermero es educar al paciente. Tiene que ser clara, precisa, que el paciente entienda su diagnóstico, su tratamiento y hacia dónde nos dirigimos, si es área curativa o paliativa”, afirmó.
Acompañamiento continuo y uso de la tecnología
Por otra parte, los pacientes reciben orientación desde el inicio del tratamiento, con seguimiento constante antes de cada sesión. “Nosotros recapitulamos esa información antes de cada tratamiento, hacemos llamadas telefónicas, manejamos síntomas y también ellos tienen un número donde pueden comunicarse por mensaje o correo electrónico”, detalló.
La tecnología, asegura, se ha convertido en una gran aliada. “Ha venido a ayudar mucho a los enfermeros; ahora hay dispositivos y teléfonos on call donde el paciente puede comunicarse incluso fuera del horario laboral”, comentó.
Más allá de los efectos físicos, la enfermera resaltó que el agotamiento emocional es uno de los motivos por los que algunos pacientes desean abandonar su tratamiento. “Todo tratamiento prolongado da cansancio emocional… hay pacientes que se quieren abordar simplemente porque están cansados”, indicó.
Para ello, se promueven alternativas que ayuden a recuperar fuerzas: actividad física, yoga, playa, descansos programados y apoyo psicológico. “Hay que identificar lo que le gusta al paciente para evitar la monotonía de tratarse y encerrarse en su casa”, agregó.
Terapias dirigidas: menos toxicidad, más calidad de vida
Uno de los grandes avances de los últimos años son las terapias dirigidas y los anticuerpos monoclonales, que atacan directamente las células malignas sin afectar las sanas. “Estas terapias llegaron para quedarse. Van dirigidas a las células dañadas para que no haya tanta toxicidad en el cuerpo y el paciente pueda hacer su vida lo más cotidianamente posible”, explicó.
Esto ha reducido significativamente efectos secundarios como vómitos, diarreas y deshidratación, y ha permitido combinarse con tratamientos convencionales cuando es necesario.
Empatía: la base del trato humano
Para Annette, el trato humano marca la diferencia. “Nosotros somos seres humanos también. Es bien importante ser empático, porque no sabemos cuándo vamos a estar allí nosotros o un familiar”, expresó.
Reconoce que el diagnóstico de cáncer sigue cargado de miedos, aunque ya no significa una sentencia de muerte. “Nada más decir cáncer causa temor, pero gracias a Dios por los avances de la ciencia, ya eso no es así. Por eso la educación clara es vital, para que el paciente sepa a lo que se va a enfrentar”, afirmó.
También, señaló que cuando un paciente no cuenta con apoyo, existen herramientas dentro del campo de la oncología para acompañarlo integralmente. “Tenemos que utilizar todos los recursos cuando el paciente no muestra red de apoyo, para que no abandone su tratamiento”, concluyó.









