El dermatólogo Dr. Gilberto Alvarez, especialista en enfermedades inflamatorias de la piel, explica que la psoriasis no solo es una afección cutánea, sino una condición crónica con implicaciones sistémicas que pueden afectar la salud física, emocional y social de quienes la padecen, también resalta la necesidad de abordar la psoriasis de forma integral, para prevenir complicaciones como la artritis psoriásica.
Una enfermedad que se manifiesta de muchas formas
“La psoriasis se caracteriza por placas o parches rojos, eritematosos, que pueden presentar escamas y picazón”, explica el Dr. Alvarez. Estas lesiones suelen aparecer en el cuero cabelludo, los codos, las rodillas o la espalda, y en ocasiones pueden confundirse con caspa o dermatitis seborreica. En casos menos frecuentes, también puede manifestarse en zonas como las axilas, debajo del busto o el área genital, donde las lesiones rojas no siempre presentan descamación.
Aunque históricamente se ha considerado una enfermedad dermatológica, hoy se sabe que la psoriasis es un trastorno inflamatorio sistémico, lo que significa que puede influir en la salud general del paciente. “Sabemos que las personas con psoriasis tienen mayor riesgo de desarrollar enfermedades cardiovasculares, depresión y ansiedad”, explica el especialista.
Cuando la inflamación avanza: la conexión con la artritis psoriásica
Una de las principales complicaciones de la psoriasis es la artritis psoriásica, una forma inflamatoria que afecta las articulaciones y puede causar rigidez o pérdida de movilidad. “La artritis psoriásica es, por decirlo así, una prima o hermana de la psoriasis”, comenta el Dr. Alvarez. “Puede afectar las coyunturas y los tendones, y si no se trata a tiempo, puede producir daño articular permanente”.
El dermatólogo enfatiza la importancia de prestar atención a síntomas como dolor o rigidez en las articulaciones, especialmente en la espalda baja al despertar, y consultar de inmediato con un reumatólogo. “El diagnóstico temprano es clave para evitar daños irreversibles. El problema es que muchas veces el paciente tarda en reconocer el dolor como algo anormal y llega tarde al especialista”, advierte.
En los últimos años, el manejo de la psoriasis y la artritis psoriásica ha avanzado significativamente gracias al desarrollo de medicamentos biológicos. Estos fármacos, que actúan sobre moléculas inflamatorias específicas como la interleuquina 17 o la interleuquina 23, permiten controlar eficazmente los síntomas cutáneos y articulares.
Sin embargo, el acceso a estos tratamientos sigue siendo un reto.
“El obstáculo más grande sigue siendo el dinero”, afirma el Dr. Alvarez. “Algunos de estos medicamentos pueden costar entre 40.000 y 50.000 dólares al año. Por eso muchas personas dependen de programas de ayuda de farmacéuticas o fundaciones”.
Control a largo plazo y adherencia terapéutica
El especialista insiste en que la adherencia al tratamiento es fundamental:
“Muchos pacientes se sienten tan bien que deciden suspender la medicación, pero la psoriasis severa casi siempre regresa. Como en la diabetes o la hipertensión, estos tratamientos deben mantenerse para conservar la enfermedad bajo control”.
Además, el Dr. Alvarez recomienda combinar el tratamiento médico con cambios en el estilo de vida, como mantener un peso saludable, hacer ejercicio, dormir bien y evitar el cigarrillo. “Estos hábitos pueden reducir la inflamación general y mejorar tanto la piel como las articulaciones”, agrega.
El Dr. Alvarez se muestra optimista sobre lo que viene. “El futuro en el campo médico es brillante. Gracias a la decodificación del genoma y al uso de la inteligencia artificial, pronto podremos ofrecer tratamientos personalizados, basados en los marcadores biológicos de cada paciente”.
Aunque aún no existen pruebas de laboratorio para diagnosticar la artritis psoriásica, el especialista confía en que en las próximas dos décadas contaremos con herramientas más precisas para identificar y monitorear esta condición.
Finalmente, el Dr. Gilberto Alvarez hace un llamado a la empatía y la educación. “Las enfermedades de la piel son visibles y, por eso, muchas personas se sienten señaladas. La psoriasis no es contagiosa. Necesitamos más comprensión y menos estigma”.
Concluye con un mensaje alentador. “Hoy existen tratamientos eficaces y seguros. El futuro se ve prometedor. Busquen ayuda, infórmense y recuerden que no están solos. Hay opciones disponibles y esperanza para quienes viven con psoriasis y artritis psoriásica”.
 
								 
											









