En el mundo de la moda rápida, lo barato podría salir muy caro. Estudios recientes revelan que algunos tejidos en ropa económica contienen sustancias químicas peligrosas que podrían afectar tu salud a largo plazo. Tres de los principales responsables son el plomo, los PFAS (conocidos como «químicos eternos») y los ftalatos, que han sido vinculados con problemas crónicos como cáncer, problemas respiratorios y alteraciones del desarrollo. ¡Es hora de reflexionar sobre lo que llevamos puesto!
Plomo: un enemigo silencioso
El plomo es un metal tóxico reconocido por su capacidad de causar cáncer y dañar el sistema nervioso, especialmente en niños. Según la Agencia para Sustancias Tóxicas y el Registro de Enfermedades, la exposición prolongada al plomo puede generar retrasos en el desarrollo cognitivo y, en casos extremos, disfunción neurológica grave. Aunque es poco probable que la ropa libere cantidades significativas de plomo durante su uso, es importante estar atentos, especialmente en prendas térmicamente tratadas o con tintes de baja calidad.
PFAS: los «químicos eternos»
Los PFAS, ampliamente utilizados en productos como utensilios antiadherentes y prendas resistentes al agua, también se encuentran en la ropa. Estas sustancias pueden acumularse en el organismo y en el medio ambiente, ganándose el apodo de «químicos eternos». Estudios han asociado a ciertos tipos de PFAS con cáncer de riñón y testículos, disfunción tiroidea y problemas durante el embarazo. Aunque el contacto con ropa no es la principal vía de exposición, su presencia en las prendas agrava el impacto ambiental al ser liberados en el agua durante el lavado.
Ftalatos: peligros ocultos en los plásticos
Los ftalatos se utilizan para hacer los materiales sintéticos más flexibles y duraderos. En el caso de la ropa, podrían transferirse a través del contacto con la piel. Estudios en animales han sugerido que los ftalatos pueden alterar la producción hormonal y afectar órganos reproductivos. Aunque los niveles presentes en la ropa son bajos, aquellos con alergias o sensibilidad podrían experimentar irritación o dermatitis.
La carga de la moda rápida
Más allá de los riesgos directos para el consumidor, el impacto de la moda rápida se extiende a los trabajadores de la industria y al medio ambiente. Los empleados en países de ingresos bajos y medianos están expuestos a altas concentraciones de sustancias tóxicas durante la producción, mientras que las comunidades cercanas sufren la contaminación de agua y suelo. Además, la ropa de moda rápida es difícil de reciclar, generando desechos que tardan siglos en degradarse.
¿Cómo protegerte?
Si quieres reducir la exposición a estas sustancias, considera estas recomendaciones:
- Compra ropa sostenible: Opta por materiales naturales como algodón orgánico, lino o lana.
- Lava antes de usar: Lavar las prendas nuevas puede eliminar algunos residuos químicos, aunque no por completo.
- Evita prendas tratadas: Reduce el uso de ropa etiquetada como «resistente al agua» o «antimanchas», que podría contener PFAS.
- Compra ropa de segunda mano: Con el tiempo, muchas sustancias químicas se eliminan parcialmente con los lavados.
Reflexión final
La ropa es mucho más que moda; es una extensión de nuestra salud y un reflejo del impacto ambiental. Al elegir prendas con mayor conciencia, no solo cuidas tu bienestar, sino que también contribuyes a un futuro más sostenible y saludable para todos.
