Nutrición como herramienta clave para aliviar síntomas e inflamación en pacientes con EII

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Licenciada Carla Fabián González, nutricionista dietista.

En una entrevista para PHL la licenciada Carla Fabián González, nutricionista dietista, habló sobre los retos y estrategias actuales en el tratamiento nutricional de personas que padecen enfermedades inflamatorias del intestino (EII), como la enfermedad de Crohn y la colitis ulcerosa.

La experta enfatizó la importancia del eje intestino-cerebro, una conexión directa entre estos dos órganos que influye en el desarrollo y la progresión de las enfermedades inflamatorias. “Cuando hablamos del eje intestino-cerebro, nos referimos a esa comunicación que existe entre el cerebro y el intestino”, explicó Fabián. “Se ha visto que puede influir en el desarrollo o en el progreso de la condición”.

En la práctica clínica, Fabián indicó que el objetivo es impactar positivamente la microbiota intestinal, mediante patrones alimentarios que reduzcan la respuesta inflamatoria. “Integramos alimentos con prebióticos y probióticos, y utilizamos dietas como la antiinflamatoria o la FODMAP”, sostuvo.

El tratamiento, sin embargo, va más allá de lo puramente dietético. “Educamos a los pacientes sobre cómo estados emocionales como el estrés o la ansiedad pueden influir en los síntomas”, subrayó. “Esto hace que nuestras intervenciones sean más holísticas, viendo al paciente como un todo”.

Desafíos y adaptación personalizada

Fabián también reconoció las limitaciones en la evidencia científica disponible. “Estas dietas muchas veces se estudian en muestras pequeñas y por tiempos cortos, por lo que no sabemos si son efectivas a largo plazo”, comentó. Aun así, el abordaje individualizado permite determinar la mejor dieta para cada paciente, considerando su tolerancia y necesidades específicas.

Entre los biomarcadores que se utilizan para evaluar el estado nutricional de los pacientes mencionó la albúmina, la prealbúmina, vitaminas A, E y K, el zinc y el magnesio, además de la proteína C reactiva como marcador inflamatorio. “Estos nos ayudan a determinar cómo se encuentra ese paciente para así poder manejarlo nutricionalmente”, dijo.

También se consideran factores clínicos como la pérdida de peso involuntaria, la malabsorción, o la hospitalización previa a una intervención quirúrgica, casos en los cuales se busca optimizar el estado nutricional para un mejor pronóstico.

Calidad de vida y abordaje interdisciplinario

El objetivo principal, señaló la licenciada, es “ayudar al paciente a reducir los síntomas y la inflamación intestinal, lo que a su vez mejora su calidad de vida”. Incluso en pacientes con sobrepeso, se puede promover una pérdida de peso segura mediante restricciones calóricas moderadas, sin comprometer su nutrición. 

La experta destacó además el trabajo interdisciplinario con otros profesionales de la salud, como los gastroenterólogos, para distinguir entre síntomas funcionales y síntomas propios de la enfermedad activa. Esta colaboración permite definir mejor el enfoque nutricional.

Frente al auge de la inteligencia artificial en salud, Fabián se mostró prudente: “Cada caso es particular y debe tratarse de forma individual. No podemos pretender que una dieta que le funciona a un paciente será beneficiosa para todos los demás”.

Recalcó la importancia de la educación al paciente y el uso de información basada en evidencia científica. “Nos enfocamos en la evaluación holística del paciente, considerando su salud física, emocional y social”, expresó. 

Como mensaje final, exhortó a la población a buscar atención nutricional profesional: “Muchas veces la presencia de estos síntomas disminuye la calidad de vida de las personas e incluso tienden a aislarse. Es por eso que invito a todos a visitar a un licenciado en nutrición y dietética. Estamos aquí para ayudar”.

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