El apagón generalizado obligó a la activación de planes de emergencia en hospitales, comisarías y sistemas críticos, implementando medidas para asegurar la atención mínima a la ciudadanía.
Durante la tarde del 27 de abril de 2025, un corte masivo de energía afectó a amplias zonas de España y Portugal, dejando a miles de personas sin suministro eléctrico y comprometiendo el funcionamiento de servicios esenciales como hospitales, cuerpos policiales y sistemas de emergencia.
Un apagón que paralizó infraestructuras vitales
El corte eléctrico comenzó alrededor de las 16:00 horas, impactando regiones estratégicas de ambos países, entre ellas Madrid y Lisboa. Los hospitales, particularmente los que cuentan con unidades de cuidados intensivos (UCI) y quirófanos, fueron de los primeros en sufrir las consecuencias más serias.
Aunque en muchos de estos centros se activaron generadores de emergencia, la prolongación del apagón sobrepasó sus capacidades, dejando algunas áreas hospitalarias expuestas a situaciones de riesgo.
En el Hospital Universitario La Paz, las intervenciones quirúrgicas fueron canceladas y los médicos se vieron obligados a reprogramar citas urgentes. La situación fue aún más delicada en hospitales rurales, donde los recursos alternativos de generación eléctrica son más escasos. «Tuvimos que trasladar a los pacientes más graves a otros centros debido a la falta de energía continua», explicó un portavoz de la Comunidad Autónoma de Castilla-La Mancha.
Las comisarías y el sistema de seguridad, en alerta máxima
El sistema de seguridad pública también se vio gravemente afectado. Numerosas comisarías de policía y sistemas de vigilancia en áreas urbanas quedaron fuera de servicio. La interrupción de cámaras de seguridad y de redes de comunicación eléctricas complicó la capacidad de reacción ante incidentes.
En ciudades como Madrid, Barcelona y Lisboa, las fuerzas de seguridad recurrieron a equipos de emergencia y coordinaron sus acciones mediante radios manuales, debido a la inoperatividad de los sistemas automatizados, lo que retrasó las respuestas ante situaciones críticas.
Además, se reportaron fallos en los números de emergencia como el 112, lo que generó preocupación sobre la habilidad de las autoridades para gestionar rescates y operativos en zonas de alta prioridad.