Casos de hígado graso aumentan en pacientes con VIH, advierte Dra. Rosado

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Dra. Bárbara Rosado Carrión, gastroenteróloga y hepatóloga del área de Ponce. Foto: Suministrada por la Dra. Rosado.

La doctora Bárbara Rosado Carrión, gastroenteróloga y hepatóloga del área de Ponce, explicó en una charla matutina la creciente prevalencia de la enfermedad estiatótica del hígado (hígado graso), asociada a factores metabólicos como la obesidad, hipertensión, diabetes tipo 2 y dislipidemia. En el pasado conocido como NAFLD (Non-Alcoholic Fatty Liver Disease), hoy se denomina MUSCLE, una condición que ha alcanzado altas tasas de prevalencia y es una de las principales causas de enfermedad hepática crónica.

La enfermedad estiatótica del hígado se ha convertido en la causa principal de trasplante hepático en mujeres y personas mayores de 65 años, y su prevalencia ha aumentado especialmente entre pacientes viviendo con VIH. Antes de la era de los medicamentos antivirales para la hepatitis C y B, los pacientes con VIH eran más susceptibles a enfermedades hepáticas debido a la similitud en los métodos de transmisión de estos virus. Sin embargo, con los avances en el tratamiento de VIH, la prevalencia de hígado graso en estos pacientes ha aumentado a cerca del 33%, lo que resalta la importancia de identificar factores de riesgo y la posible influencia de los medicamentos antirretrovirales en el desarrollo de esta condición.

La identificación temprana de pacientes con fibrosis hepática moderada o avanzada (F2 o F3) es crucial para prevenir la progresión a cirrosis y, en consecuencia, complicaciones más graves como el carcinoma hepatocelular. En este contexto, la doctora Rosado destacó el avance en el tratamiento de esta enfermedad, con la aprobación del medicamento resmetiron (Resdifra), que ha demostrado reducir la fibrosis hepática y, en algunos casos, resolver la forma más severa de la enfermedad, el NASH (Non-Alcoholic Steatohepatitis).

A pesar de la disponibilidad de este nuevo tratamiento, la doctora subrayó que la base del manejo sigue siendo una combinación de dieta, ejercicio y medicamentos. Recomendó una dieta mediterránea, baja en grasas y carbohidratos, junto con la práctica regular de actividad física, como las estrategias clave para controlar la enfermedad y prevenir su progresión hacia formas más graves.

Con la prevalencia creciente de esta enfermedad, especialmente entre personas viviendo con VIH, la doctora Rosado hizo un llamado a la identificación temprana y tratamiento adecuado, enfatizando que la prevención y control de las condiciones metabólicas son esenciales para reducir la morbilidad y mortalidad asociadas con enfermedades hepáticas avanzadas.

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