Cerebros contaminados con microplásticos: ¿Cómo respondemos ante esta nueva evidencia?

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Se estima que los productos de plástico contienen más de 16.000 sustancias químicas.

Por primera vez, varios investigadores han detectado la presencia de microplásticos en el cerebro humano.

En un reciente estudio de varios casos, donde se examinó tejido del bulbo olfatorio de personas fallecidas, se encontró que 8 de los 15 cerebros analizados contenían microplásticos. El tipo predominante era el polipropileno, un material ampliamente utilizado en envases de alimentos y botellas de agua.

Este hallazgo se suma a las evidencias de que los microplásticos ya están presentes en otros órganos del cuerpo humano, como los pulmones, el hígado, la sangre y el corazón. Con un tamaño inferior a 5 milímetros, estos diminutos fragmentos se generan por la descomposición de plásticos, aunque no se biodegradan. 

Vías de exposición

Esta investigación detalló que las personas pueden estar expuestas a través de la ingesta de alimentos, la inhalación de aire contaminado y la absorción a través de la piel.

A pesar de los avances en la investigación, aún quedan muchas preguntas sin respuesta. Se desconoce con exactitud qué cantidad de exposición a microplásticos podría considerarse segura y qué efectos podrían tener en la función cerebral. Esta incertidumbre deja a médicos y científicos en una posición compleja al momento de ofrecer recomendaciones claras a los pacientes.

El impacto potencial en la salud es preocupante. Según el Plastic Health Council, cada año se producen más de 500 millones de toneladas métricas de plástico en el mundo. Además, se estima que los productos de plástico contienen más de 16.000 sustancias químicas, de las cuales una cuarta parte han sido clasificadas como peligrosas para la salud humana y el medio ambiente.

Microplásticos y la relación entre las enfermedades cardiovasculares

Estudios recientes han vinculado la presencia de microplásticos con riesgos cardiovasculares. Una investigación publicada en marzo reveló que los pacientes con placas carotídeas que contenían microplásticos presentaban una mayor probabilidad de muerte o de sufrir eventos cardiovasculares graves. 

Otros estudios han encontrado una relación entre los microplásticos y la inflamación de la placenta, partos prematuros, reducción de la fertilidad masculina y disrupciones endocrinas. También se ha observado una aceleración en la propagación de células cancerosas en el intestino.

El hecho de que los microplásticos hayan llegado hasta el cerebro plantea nuevas preocupaciones sobre su posible interferencia con funciones neurológicas. Comprender cómo estas partículas afectan al organismo es crucial para determinar los riesgos reales y establecer medidas preventivas efectivas.

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