Yadira Torres, paciente de artritis psoriásica, comparte cómo ha tenido que enfrentar un largo proceso de dolor, diagnósticos y aceptación para poder sobrellevar esta condición que afecta no solo su salud física, sino también su estado emocional y calidad de vida.
En un inicio, Yadira fue diagnosticada con artritis por un médico general, pero los dolores intensos y persistentes la llevaron a buscar otras opiniones médicas. Fue entonces cuando acudió a la reumatóloga, quien, tras varios estudios, confirmó que en realidad se trataba de artritis psoriásica, una enfermedad inflamatoria asociada a la psoriasis que compromete las articulaciones.
“Me levanto doblada. No puedo simplemente sentarme en la cama y pararme como una persona normal. Tengo que esperar a que el cuerpo ‘caliente’ para poder moverme. Ese proceso me puede tardar de 35 a 45 minutos todas las mañanas”, relata Yadira.
El dolor constante en cintura, piernas y pies ha transformado su rutina. Vive en el campo y hasta acciones cotidianas, como subir una cuesta para llegar a su carro, se convierten en un reto. “Los días que estoy muy mal no puedo subir derecha, tengo que hacerlo con mucha lentitud y doblada”, confiesa.
Más allá de lo físico, el impacto emocional ha sido profundo. Ya había enfrentado la psoriasis y sus efectos en la autoestima, pero el diagnóstico de artritis psoriásica la llevó nuevamente a episodios de depresión. “He tenido que aprender a manejar mi mente, aceptar la condición y buscar concentrarme en otras cosas porque si no, no puedo seguir adelante”, expresa.
Actualmente, Yadira recibe seguimiento médico cada tres meses y tratamientos especializados para aliviar los síntomas. Aunque reconoce que los dolores persisten, destaca la importancia de la atención de su reumatóloga y de la educación que ha recibido a través de actividades para pacientes con psoriasis y artritis psoriásica.
Así, Yadira envía un mensaje a quienes puedan estar enfrentando síntomas similares, “es vital educarse sobre las condiciones, conocer los diferentes tipos de artritis y acudir a los especialistas. Quizá no haya cura, pero si se detecta a tiempo y se controla, se puede tener calidad de vida”.