Aunque el cáncer de mama suele ser tratado con éxito en sus etapas iniciales, uno de sus grandes desafíos sigue siendo la metástasis, que puede aparecer incluso años después de la remisión. ¿Qué la detona? Un nuevo estudio publicado en Nature abre una ventana inquietante: ciertos virus respiratorios comunes, como el de la gripe o el SARS-CoV-2, pueden reactivar células tumorales latentes alojadas en los pulmones, provocando una recaída en forma de metástasis.
Un hallazgo inesperado con consecuencias clínicas
Este hallazgo, liderado por el investigador James DeGregori y su equipo en la Universidad de Colorado, se basa tanto en modelos experimentales con ratones como en datos clínicos de miles de pacientes humanas. Y lo que han descubierto no es menor: infecciones respiratorias pueden provocar inflamaciones pulmonares que “despiertan” células tumorales dormidas, multiplicando el riesgo de una metástasis inesperada.
Células dormidas que «despiertan» con la inflamación viral
Una vez que las células tumorales abandonan el tumor original, pueden viajar y alojarse en órganos como los pulmones, donde permanecen en estado latente. Durante años, estas células pueden estar “silenciosas”, sin dividirse ni causar síntomas. Sin embargo, el nuevo estudio demuestra que una inflamación intensa provocada por una infección viral respiratoria puede activar una señal molecular —mediada por la interleucina-6 (IL-6)— que reactiva esas células cancerosas.
En los ratones, la activación de estas células durmientes ocurrió en tan solo dos semanas tras la infección. Este es un plazo sorprendentemente corto que pone en evidencia cómo una gripe o una infección por SARS-CoV-2 podrían tener consecuencias más graves en personas que han superado un cáncer de mama.
Datos de pacientes reales respaldan el hallazgo
La investigación no se queda en el laboratorio. El equipo también analizó datos clínicos del Biobanco del Reino Unido, que incluye información médica de más de 4,800 personas con antecedentes de cáncer. El análisis reveló que aquellos que dieron positivo para SARS-CoV-2 tenían casi el doble de riesgo de morir por cáncer que quienes no se infectaron.
Otra fuente de información fue Flatiron Health, una base de datos con más de 36,000 mujeres con cáncer de mama. Allí encontraron que las pacientes que habían padecido COVID-19 presentaban un 44 % más de probabilidades de desarrollar metástasis pulmonares en comparación con las que no contrajeron el virus.
Estos datos refuerzan la hipótesis de que los virus respiratorios, al provocar inflamación pulmonar, pueden facilitar la reactivación de células cancerosas dormidas, aumentando el riesgo de recaída.
El rol central de la interleucina-6 y la inflamación
El protagonista molecular de esta historia es la interleucina-6 (IL-6), una citoquina —es decir, una molécula que regula la comunicación entre células del sistema inmunitario— que se eleva durante infecciones virales. Según el estudio, esta citoquina activa una cascada inflamatoria que altera el entorno pulmonar, volviéndolo propicio para que las células tumorales retomen su actividad.
En condiciones normales, la IL-6 cumple funciones protectoras: ayuda al cuerpo a combatir infecciones. Pero en el contexto de una infección respiratoria en pacientes con cáncer previo, esa misma función defensiva puede convertirse en un arma de doble filo, al activar células malignas latentes.
Este hallazgo abre una posible vía para intervenciones preventivas. ¿Se podrían diseñar tratamientos que bloqueen la IL-6 solo en casos específicos, sin comprometer la defensa inmunitaria? Los investigadores son cautelosos: “Aún se necesitan muchos más estudios, porque suprimir la IL-6 podría empeorar la infección”, afirma DeGregori. El equilibrio entre defenderse de un virus y no “reactivar” el cáncer es delicado.
¿Qué pueden hacer los pacientes y los médicos?
Los autores del estudio subrayan que estos resultados no deben generar pánico, sino reflexión. Las infecciones respiratorias, como la gripe o el COVID-19, son comunes. Pero en pacientes oncológicos o sobrevivientes de cáncer, pueden tener consecuencias más graves de lo que se pensaba hasta ahora.
“Una estrategia segura para una persona que ha superado un cáncer de mama sería evitar las infecciones respiratorias en lo posible”, explica DeGregori. Esto incluye medidas como vacunarse anualmente contra la gripe, mantenerse al día con las vacunas contra COVID-19, usar mascarilla en entornos de riesgo o con alta circulación viral, practicar higiene frecuente de manos, y evitar aglomeraciones durante picos de infecciones.
Además, el estudio invita a una revisión de los protocolos de seguimiento para sobrevivientes de cáncer. Si bien actualmente se centran en monitorear la recurrencia a través de imágenes o biomarcadores, podría ser útil incorporar herramientas que evalúen el impacto de infecciones recientes y el nivel de inflamación en el cuerpo.
Para los médicos, este estudio podría marcar un antes y un después en la atención a pacientes que han superado un cáncer de mama, especialmente en contextos de alta circulación de virus respiratorios.
Hacia una medicina más preventiva y personalizada
Finalmente, este trabajo representa un paso más hacia una medicina verdaderamente personalizada. Si sabemos que algunas personas tienen más riesgo de metástasis tras una infección respiratoria, ¿por qué no adaptar sus cuidados preventivos y seguimiento clínico?
La clave está en identificar marcadores tempranos de reactivación tumoral, posiblemente asociados a niveles elevados de IL-6 o cambios en la respuesta inmunitaria. En el futuro, podrían desarrollarse medicamentos capaces de bloquear los efectos indeseados de la inflamación sin debilitar la capacidad del cuerpo para combatir infecciones.
Mientras tanto, los hallazgos ofrecen una oportunidad única para reconsiderar el impacto indirecto que tiene la salud respiratoria sobre la salud oncológica. Evitar una infección respiratoria en una paciente recuperada de cáncer de mama podría no solo evitar molestias temporales, sino prevenir una metástasis mortal.
En un mundo post-pandemia, donde convivimos con virus respiratorios circulando constantemente, estos descubrimientos pueden cambiar radicalmente nuestra comprensión del cáncer y su relación con el sistema inmunológico.