En el marco del Día de las Madres, la doctora Rosaly Cartagena, psicóloga y nutricionista, compartió valiosa información sobre la importancia del vínculo entre madre e hijo, una conexión que, según explicó, inicia mucho antes del nacimiento.
“La relación entre la mamá y el hijo comienza desde la gestación”, afirmó Cartagena. “Hay investigaciones que evidencian que esa conexión se establece desde que ese embrión se empieza a formar”.
Desde su experiencia profesional, Cartagena explicó que el apego temprano influye significativamente en el desarrollo emocional, cognitivo y social del niño. “Una vez que el bebé nace, ya son diferentes etapas de desarrollo que atraviesa. Y el apego que haya entre mamá e hijo va a influenciar mucho en su desarrollo emocional, cognitivo y social”.
El impacto del estado emocional de la madre durante el embarazo también fue uno de los puntos clave abordados. “Es importante identificar y validar esas emociones”, dijo. “Los niveles altos de estrés cambian la química del cuerpo. El ritmo cardíaco aumenta, hay liberación de cortisol y eso puede afectar al desarrollo del bebé”.
La experta resaltó que las necesidades básicas del recién nacido, como el alimento, el afecto y el contacto físico, tienen un rol esencial en el desarrollo integral. “Ese tacto, ese abrazo, esa caricia es parte de ese desarrollo emocional que va a tener ese niño”, explicó. “En otras etapas influye en su autoestima, en la forma en que regula sus emociones y se desenvuelve socialmente”.
La especialista también señaló que el vínculo madre-hijo puede repercutir en la adolescencia y adultez. “Puede afectar la autoestima, el desarrollo social e incluso las relaciones de pareja. No estamos diciendo que hay que ser madres perfectas, pero sí es importante identificar nuestras propias necesidades emocionales para no transferir inseguridades a los hijos”.
En este sentido, destacó la importancia de buscar ayuda profesional. “Hay que ver al psicólogo como parte del equipo multidisciplinario. Recibir apoyo emocional es tan importante como atender cualquier síntoma físico”, enfatizó.
Además, hizo hincapié en el autocuidado de las madres. “No hay una clase para aprender a ser la mamá ideal. Pero podemos reconocer lo que sentimos, darnos un tiempo para nosotras, hacer respiraciones, salir a caminar, disfrutar una comida o una película. Todo eso es parte de cuidarnos para poder cuidar a otros”.
En una reflexión personal, la Dra. Cartagena compartió que actualmente se encuentra en Montana, Estados Unidos, por una asignación de trabajo, lo que la mantendrá alejada de sus dos hijos, de 12 y 22 años, durante esta celebración del Día de las Madres. “Lo que me ha funcionado en este tiempo es mantener una comunicación diaria con ellos, validar sus emociones y estar pendiente de sus necesidades, aunque sea a la distancia”, relató.
Con calidez, concluyó: “La comunicación es la mejor estrategia para mantenernos conectados con nuestros hijos. A veces, un abrazo o una palabra de aliento puede decir más que mil palabras”.
La voz de la doctora Cartagena resuena como un recordatorio de que la maternidad es un proceso complejo pero profundamente humano, donde el amor, el cuidado y la comprensión marcan el desarrollo emocional de generaciones futuras.