Consecuencias clínicas del tratamiento tardío de tinea capitis: caso clínico de paciente en Puerto Rico

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La paciente consultó a dos médicos que no lograron prescribir el tratamiento adecuado para la tinea capitis, y solo logró recuperarse de su infección tras ser evaluada por un dermatólogo. Imagen de caso

En un reciente caso clínico, una paciente hispana de 6 años presentó un historial de un mes de parches pruriginosos en el cuero cabelludo, caracterizados por pérdida de cabello, puntos negros y escamas similares a la caspa. Inicialmente, la paciente fue atendida por su médico de atención primaria, quien le recetó champú de ketoconazol al 2%. Sin embargo, este tratamiento proporcionó poco alivio a sus síntomas.

La falta de mejoría llevó a su ingreso en un hospital cercano, donde se le administró fluconazol por vía intravenosa y se le aplicó loción de mometasona. A pesar de estas intervenciones, las lesiones de la paciente se agrandaron, inflamaron y se llenaron de pústulas. Fue entonces cuando la menor fue ingresada al Hospital Pediátrico Universitario de San Juan y se consultó al Departamento de Dermatología.

Los cultivos de las lesiones revelaron la presencia de Trichophyton tonsurans, confirmando el diagnóstico de tinea capitis (tiña del cuero cabelludo) con formación de querión. Además, se detectaron múltiples liendres y piojos adultos de Pediculus humanus capitis. Se inició un tratamiento de seis semanas con griseofulvina, una semana con solución de permetrina y cinco días con prednisolona oral, lo que eliminó eficazmente la inflamación y la infección fúngica de la paciente.

Con relación a esto, en la discusión del caso se menciona que el equipo médico del Departamento de Dermatología no recibió las cantidades específicas ni los regímenes de dosificación de los tratamientos previos de la paciente antes de su visita al Hospital Pediátrico Universitario de San Juan. Por lo que solo se pudo discutir los tipos de medicamentos que se le administraron a esta paciente en centros de atención médica anteriores y no los detalles específicos de su uso.

También realizan otras observaciones importantes: “En primer lugar, se cometieron errores significativos en el manejo inicial de esta paciente. La presentación de la paciente durante su primera consulta se caracterizó por parches pruriginosos en el cuero cabelludo, alopecia en puntos negros y descamación similar a la caspa que había persistido durante aproximadamente un mes”. Con estos síntomas y sumada su edad, el diagnóstico más común sería tinea capitis.

De esta manera, los tratamientos considerablemente aceptados y establecidos para la tinea capitis, tanto para casos pediátricos como adultos, corresponden a dosis orales de griseofulvina o terbinafina. “Los agentes tópicos son ineficaces contra la tinea capitis, ya que la infección fúngica es del folículo piloso; por lo tanto, solo los agentes sistémicos, como la griseofulvina o la terbinafina, han demostrado penetrar efectivamente el folículo afectado y eliminar el organismo causante”. Quiere decir que en el caso de esta paciente, la loción de mometasona y el champú de ketoconazol administrados al 2%, resultaron improductivos en el intento de curar su infección y finalmente le causaron un querión.

Un estudio retrospectivo encontró que la tinea capitis se diagnostica erróneamente con frecuencia entre pacientes pediátricos: “El estudio encontró que de aproximadamente 100 pacientes, los pacientes pediátricos representaron el 63,29% de los casos de tinea capitis diagnosticados erróneamente. El tiempo medio para llegar a un diagnóstico correcto fue de 64 días después de la visita médica inicial, siendo los pediatras el grupo más frecuente de médicos en diagnosticar erróneamente la afección. La alopecia cicatricial, la ulceración y la inflamación fueron las complicaciones predominantes resultantes del diagnóstico erróneo”, mencionaron los expertos en el informe de caso. 

Asimismo, la paciente consultó a dos médicos que no lograron prescribir el tratamiento adecuado para la tinea capitis, y solo logró recuperarse de su infección tras ser evaluada por un dermatólogo. 

Con este caso se espera una mejora en la comunicación entre médicos, ya que, al hacerlo, se podrían evitar casos similares y los resultados del tratamiento tardío de la tiña capitis, como la formación de querión y las posibles cicatrices permanentes.

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