Crean microstent para reducir presión ocular y evitar la pérdida de visión irreversible en glaucoma

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Al glaucoma, a menudo se le llama el “ladrón silencioso de la visión” porque puede dañar el nervio óptico de manera progresiva sin causar síntomas notorios hasta etapas avanzadas.

El glaucoma es una de las enfermedades oculares más temidas a nivel mundial. Se trata de una afección silenciosa que, en la mayoría de los casos, avanza sin síntomas claros hasta etapas avanzadas, cuando ya existe un daño irreversible en el nervio óptico. Según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), en 2020 cerca de 7,7 millones de personas en el mundo estaban ciegas o presentaban discapacidad visual debido al glaucoma, lo que lo convierte en la segunda causa de pérdida de visión, después de las cataratas.

Aunque los tratamientos actuales —como gotas para reducir la presión intraocular, cirugías de filtración o implantes tubulares— han permitido retrasar el avance de la enfermedad, todavía existe un gran desafío: la eficacia de estas intervenciones puede disminuir con el tiempo y con frecuencia conllevan complicaciones. Ante este panorama, un grupo de investigadores de la Universidad de Oxford (Reino Unido) ha dado un paso prometedor con el desarrollo de un microstent de diseño único que podría transformar la forma en que médicos y pacientes enfrentan el glaucoma.

¿Por qué el glaucoma es tan difícil de tratar?

Para entender la importancia de este avance, es clave recordar que el glaucoma ocurre principalmente por un aumento de la presión intraocular. Esto sucede cuando el líquido interno del ojo, conocido como humor acuoso, no drena correctamente y se acumula, ejerciendo presión sobre el nervio óptico. Con el tiempo, esta presión daña las fibras nerviosas y afecta la visión periférica, que es la primera en perderse.

El problema es que los tratamientos actuales no siempre logran mantener una presión ocular estable a largo plazo. Por ejemplo:

  • Las cirugías tradicionales (como la trabeculectomía) crean una abertura en el ojo para facilitar el drenaje del líquido, pero tienen riesgo de infecciones y de cicatrización que obstruye el drenaje.
  • Los implantes tubulares ofrecen una alternativa menos invasiva, pero con el tiempo tienden a fallar debido a la fibrosis, es decir, la cicatrización interna que bloquea el flujo de líquido.
  • Los medicamentos en gotas deben usarse de por vida, y muchos pacientes abandonan el tratamiento por los efectos secundarios o la dificultad de mantener la adherencia diaria.

Este contexto explica por qué los científicos llevan décadas buscando soluciones más seguras, duraderas y menos invasivas.

El microstent: pequeño, flexible y revolucionario

El nuevo dispositivo, descrito en la revista científica The Innovation de Cell Press, ha sido diseñado para superar estas limitaciones. Se trata de un microstent desplegable, con un diámetro menor a un cuarto de milímetro, tan pequeño que cabe dentro de la aguja de una jeringa hipodérmica estándar.

Su inserción es mínimamente invasiva: el microstent se coloca dentro del ojo mediante una inyección, y una vez en el interior se expande automáticamente gracias a su estructura especial. Al desplegarse, el dispositivo se posiciona en el espacio que existe entre la parte blanca del ojo (esclerótica) y la membrana que lo recubre (conjuntiva).

Su función es simple pero vital: mantener abierto este espacio de drenaje para que el humor acuoso fluya de manera adecuada, reduciendo así la presión intraocular, el principal factor de riesgo del glaucoma.

Lo más llamativo es que en pruebas realizadas en modelos animales (conejos), este microstent consiguió:

  • Reducir la presión ocular en menos de un mes.
  • Generar una respuesta inflamatoria mínima.
  • Provocar menos cicatrización en comparación con implantes tradicionales.
  • Lograr una mayor reducción de presión ocular que un implante tubular estándar.

Una tecnología diseñada para durar

El secreto de este dispositivo no solo está en su tamaño, sino también en el material con el que fue fabricado: nitinol, una aleación de níquel y titanio conocida por su superelasticidad y memoria de forma.

  • Superelasticidad: le permite adaptarse a los movimientos naturales y a los cambios de presión del ojo sin perder su forma original.
  • Durabilidad: el nitinol ya ha sido probado en otros dispositivos médicos, incluyendo stents cardíacos, lo que respalda su seguridad a largo plazo.
  • Biocompatibilidad: reduce el riesgo de rechazo y de inflamación crónica en los tejidos oculares.

Gracias a estas propiedades, el microstent promete ser más resistente a la cicatrización interna y mantener su eficacia durante más tiempo, algo que representa un reto para los dispositivos actuales.

Más allá de la técnica: el impacto en la vida de los pacientes

El glaucoma es conocido como el “ladrón silencioso de la vista”, porque las personas suelen darse cuenta de la pérdida visual cuando la enfermedad ya está avanzada. Esto genera un gran impacto en la calidad de vida, ya que las limitaciones visuales afectan desde la movilidad hasta la independencia personal.

La posibilidad de contar con un dispositivo mínimamente invasivo, seguro y eficaz a largo plazo no solo representa un avance tecnológico, sino también un alivio para millones de pacientes en todo el mundo. En lugar de someterse a cirugías agresivas o depender de medicamentos de por vida, podrían beneficiarse de un procedimiento ambulatorio con menores riesgos y mejores resultados.

Próximos pasos y perspectivas

Aunque los resultados iniciales son prometedores, el microstent aún se encuentra en una fase experimental. Los investigadores de la Universidad de Oxford continúan realizando estudios preclínicos y se espera que en los próximos años inicien ensayos clínicos en humanos, un paso fundamental para evaluar su seguridad, eficacia y aplicabilidad a gran escala.

Si las pruebas en pacientes confirman los resultados observados en animales, este microstent podría convertirse en una herramienta clave dentro de la cirugía mínimamente invasiva del glaucoma. Además, podría combinarse con otros tratamientos, como terapias farmacológicas, para maximizar sus beneficios.

Una nueva esperanza frente a una de las principales causas de ceguera

El desarrollo de este microstent no es solo un logro de ingeniería biomédica, sino una nueva esperanza para quienes padecen glaucoma, una enfermedad que sigue siendo un reto para la oftalmología moderna. Con un diseño flexible, biocompatible y fácil de implantar, este dispositivo podría marcar un antes y un después en la forma de controlar la presión ocular y prevenir la ceguera irreversible.

El futuro del tratamiento del glaucoma parece más prometedor que nunca. Si este avance logra cumplir con las expectativas, millones de personas podrían conservar su visión gracias a una innovación tan diminuta como poderosa.

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