La salud del Papa Francisco ha vuelto a ser motivo de preocupación tras un reciente parte médico emitido por el Vaticano. Según el informe, el Pontífice sufrió una nueva «crisis respiratoria» que derivó en un episodio de vómitos con inhalación, lo que ha comprometido gravemente su condición de salud.
El comunicado detalla que el Papa experimentó un ataque aislado de broncoespasmo, una afección caracterizada por la contracción de los bronquios, que dificultó su respiración. Este episodio llevó a un deterioro repentino de su estado, ya que el vómito con inhalación complicó aún más sus vías respiratorias y afectó su función pulmonar.
Ante esta situación crítica, el Papa recibió atención médica inmediata, incluyendo un procedimiento para eliminar fluidos de sus vías respiratorias y ventilación mecánica no invasiva, que busca mejorar la oxigenación sin necesidad de intubación.
El boletín diario del Vaticano aseguró que, a pesar de la crisis, el Papa permaneció «siempre alerta y orientado», colaborando durante las maniobras terapéuticas. Esta noticia llega tras varios días en los que se reportaron «mejoras leves» en su salud, después de haber superado una fase crítica que comenzó el pasado 22 de febrero con una crisis respiratoria asmática.
Francisco fue hospitalizado el 14 de febrero debido a una bronquitis con infección polimicrobiana y neumonía bilateral, una condición grave que afecta ambos pulmones. Desde entonces, ha estado recibiendo tratamiento con antibióticos y terapia de oxígeno. A pesar de que ha respondido favorablemente a los tratamientos, su pronóstico sigue siendo reservado.
La oficina de prensa del Vaticano había informado en la madrugada de este martes que el Papa había pasado una noche tranquila y se encontraba descansando. Durante la mañana, su estado era considerado estable mientras realizaba fisioterapia respiratoria y asistía a oraciones en la capilla del hospital Gemelli, donde lleva 15 días internado.
Es importante destacar que el Papa Francisco, a sus 87 años, forma parte de un grupo de riesgo, y su historia médica incluye la extirpación de una parte significativa de un pulmón, lo que complica aún más su tratamiento. Las autoridades del Vaticano continúan monitoreando su estado de salud y han solicitado oraciones por su pronta recuperación.
