“El cáncer de próstata es sumamente inteligente. Aún cuando le quitamos su alimento, busca cómo sobrevivir”, advierte el Dr. Alvin López, urólogo con subespecialidad en cirugía mínimamente invasiva y laparoscopía, y presidente de la Asociación Urológica de Puerto Rico (PRUA) quien hace un llamado urgente a la prevención y el diagnóstico temprano.
El cáncer más común
El cáncer de próstata es el más común entre los hombres y uno de los principales responsables de morbilidad y mortalidad. Se alimenta de la testosterona, la hormona masculina que estimula tanto el crecimiento normal como el maligno de la glándula prostática.
Cuando el cáncer se detecta en una etapa avanzada o recurre tras tratamientos iniciales, el enfoque principal es bloquear la producción de testosterona. Esta estrategia, conocida como “castración química” que ha reemplazado a la antigua orquiectomía quirúrgica, busca “quitarle la gasolina al motor”, como lo describe el Dr. Alvin López.
Pero a pesar de estos esfuerzos, el cáncer puede adaptarse. “Las células cancerosas son inmortales. Llegan a mutar y empiezan a producir su propia testosterona”, explica. Ese es el punto en el que el cáncer se convierte en resistente a la castración, un estado que hace más complejo el tratamiento y reduce las opciones terapéuticas.
En palabras del doctor, “todo cáncer tiene el potencial de volverse resistente si el paciente vive lo suficiente”, pero la clave está en diagnosticarlo antes de que se disemine fuera de la próstata.
Cuando se detecta en etapa localizada, el cáncer puede ser tratado con cirugía, radiación, ultrasonido de alta frecuencia o tecnologías más modernas como los microondas dirigidos. El problema es cuando los hombres no consultan a tiempo.
“Lo más importante que la gente debe entender es que hay que llegar temprano. El cáncer localizado se puede curar”, dice el Dr. López.
PSA, el marcador que salva vidas
El antígeno prostático específico (PSA) es la principal herramienta de seguimiento. Si un paciente ya fue tratado y el PSA vuelve a subir, es señal de alerta.“Si no hay próstata, no debería haber PSA. Si aparece, indica que hay células activas, y eso puede ser señal de cáncer”, explica el urólogo.
Además del PSA, los síntomas clínicos como dificultad para orinar, dolor pélvico, sangre en la orina o dolor óseo pueden ser signos de un cáncer avanzado.
Puerto Rico cuenta con apenas 80 urólogos para atender a 2.5 millones de personas, nos cuenta el urólogo. Muchos de ellos tienen agendas sobrecargadas y deben dividirse entre hospitales y consultas privadas.“El médico no va a buscarte a tu casa. Tienes que ser tú quien tome la iniciativa de ir a la oficina de tu urólogo”, enfatiza.
En este contexto, la prevención y educación se vuelven más importantes que nunca.
El Dr. López también nos comparte su cariño por la urología como carrera médica: “Urología me ofreció todo, cirugía grande, procedimientos mínimamente invasivos, robótica, tecnología de punta. Es una especialidad completa y humana.
Finalmente, hace un llamado a los jóvenes a considerar esta rama como una opción profesional.“Siempre vamos a necesitar médicos. El que quiera servir, tiene aquí una vía llena de propósito y herramientas para mejorar vidas.