Cuando la piel habla: el caso que desvela la frontera entre lupus y tuberculosis

nota 10 am domingo
Una joven con lupus eritematoso sistémico y lesiones cutáneas profundas desafió el diagnóstico clínico al revelar signos de infección granulomatosa compatible con tuberculosis diseminada.

“El cuerpo puede guardar secretos que solo la piel se atreve a contar”, señalan los autores del caso publicado por el Hospital Provincial del Centenario en IntraMed. La paciente, de 28 años, con lupus eritematoso sistémico de tres años de evolución, ingresó con fiebre, diarrea y úlceras dolorosas, tras haber completado un tratamiento antibacilar semanas antes.

Los antecedentes mostraban un complejo cuadro inmunológico y múltiples internaciones por reactivaciones del lupus, con afectación renal, hepática y cutánea. Sin embargo, nuevas biopsias revelaron paniculitis lobular con vasculitis y granulomas, hallazgos que orientaron a una tuberculosis diseminada superpuesta a la enfermedad autoinmune.

El caso ilustra la dificultad diagnóstica cuando infecciones granulomatosas, como la tuberculosis, imitan lesiones autoinmunes. La inmunosupresión inducida por tratamientos como prednisona, rituximab o micofenolato mofetil puede favorecer reactivaciones de tuberculosis latente, especialmente en regiones endémicas.

La paciente había mostrado lesiones persistentes en piel y mejoría parcial de las lesiones pulmonares y óseas. Finalmente, estudios moleculares (GeneXpert MTB/Rif) confirmaron infección activa, evidenciando la coexistencia de ambas patologías.

El caso pone en relieve la necesidad de un enfoque interdisciplinario entre dermatología, reumatología e infectología, y recuerda que en pacientes inmunocomprometidos “la piel puede ser el espejo de lo que ocurre en órganos internos”.

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