“Cuando sufrimos un disgusto, el corazón cambia de forma”, afirma Sandeep Jauhar, cardiólogo y divulgador científico, quien explora la relación entre nuestras emociones y la salud cardiovascular.
Jauhar destaca que, a lo largo de la historia, los filósofos consideraron al corazón como un recipiente de emociones. Sin embargo, con el avance de la ciencia, se ha transformado en un objeto de estudio médico. “El corazón emocional o metafórico desempeña un papel esencial en la salud”, explica, citando el síndrome del corazón roto como un claro ejemplo de esta conexión.
Pero, ¿qué ocurre realmente cuando una pena nos parte el corazón? “Las personas pueden llegar a tener una deficiencia cardiaca que les lleve a la muerte. La forma del corazón cambia con una emoción fuerte”, advierte Jauhar. Este fenómeno se traduce en una alteración morfológica conocida como “takotsubo”, un término que proviene de una vasija japonesa utilizada para atrapar pulpos, caracterizada por su forma ancha y un cuello estrecho, muy distinta a la apariencia habitual de un corazón.
El impacto del estrés en la salud cardiaca es otro tema crucial que aborda el cardiólogo. “El estrés crónico puede desarrollar un daño cardíaco. Observamos cambios perceptibles en la forma del corazón entre quienes experimentan altos niveles de estrés laboral, en contraste con aquellos que disfrutan de su trabajo y tienen autonomía”, señala Jauhar.
Pero el vínculo entre corazón y emociones no se limita a los humanos. En un estudio con conejos, se encontró que aquellos que recibían atención y cuidados de sus cuidadores desarrollaban menos enfermedades cardiovasculares en comparación con los que carecían de interacción. “Todo el reino animal se beneficia de un contacto positivo”, concluye Jauhar.
La conexión entre el corazón y el amor, lejos de ser una mera metáfora, tiene bases científicas. Jauhar relata el caso de una paciente cuyo corazón se debilitó a la mitad de su capacidad tras la muerte de su esposo. “Un corazón roto puede quitarte la vida”, advierte, enfatizando la necesidad de cuidar nuestra salud emocional junto con la física.
Por otra parte, el experto también se extiende hacia la demencia, un tema que Jauhar empezó a investigar tras el diagnóstico de su padre. “Estamos muy poco preparados para lidiar con ello. Sin querer, marginamos a las personas con disfunción cognitiva, y eso empeora su condición”, reflexiona. El cardiólogo señala que la demencia es tanto una enfermedad biológica como emocional, y que el aislamiento puede acelerar su deterioro.
“Las personas que se sienten solas con inicio de Alzheimer experimentan un deterioro más rápido”, advierte, señalando que el estrés emocional puede afectar el hipocampo, el centro de la memoria. Por lo tanto, el bienestar emocional es fundamental para la salud cognitiva.
Finalmente, Jauhar recuerda que no todas las personas con demencia son infelices. “Las ambiciones de mi padre pasaron de buscar logros a disfrutar de pequeños placeres, como ver su programa de televisión favorito”, comparte, revelando una perspectiva esperanzadora en medio de la adversidad.
Sandeep Jauhar nos invita a reconocer que nuestro corazón no solo bombea sangre, sino que también refleja nuestras experiencias emocionales, “nuestro corazón cambia de forma con nuestras emociones”, concluye.