La artritis reumatoide (AR) es una enfermedad inflamatoria sistémica y autoinmune que afecta principalmente las articulaciones, aunque también puede comprometer órganos internos como los ojos, los pulmones y los riñones. Si bien es más frecuente en mujeres de entre 30 y 50 años, un número significativo de adultos mayores también la padece, lo que supone un desafío importante para su calidad de vida.
De acuerdo con el Dr. José Rodríguez, presidente de la Asociación de Reumatólogos de Puerto Rico, «la artritis reumatoide es una condición que, aunque comúnmente comienza en etapas más jóvenes, también puede manifestarse en la vida tardía, afectando significativamente la funcionalidad y el bienestar de los adultos mayores».
La coexistencia de la AR con otras condiciones, como la osteoartritis, puede complicar aún más la situación en los adultos mayores, intensificando la rigidez y el dolor articular. «A partir de los 60 años, la artritis inflamatoria puede surgir, afectando áreas cruciales como las manos y muñecas, lo que dificulta realizar actividades cotidianas como vestirse o alimentarse», explicó el Dr. Rodríguez. Estas limitaciones pueden llevar a una pérdida considerable de la independencia.
El manejo de la AR en pacientes de edad avanzada exige un enfoque integral, considerando las comorbilidades existentes. «Es fundamental evaluar la función renal y otras condiciones de salud antes de elegir el tratamiento adecuado. Los antiinflamatorios no esteroides son la base del tratamiento, pero deben administrarse con cautela en pacientes con problemas renales o diabetes», enfatizó el Dr. Rodríguez. Los medicamentos que modulan la inflamación y el sistema inmunológico también requieren precaución, dado el riesgo de infecciones en personas mayores.
La actividad física es esencial para el manejo de la artritis reumatoide. La rehabilitación temprana, guiada por terapeutas especializados, puede prevenir la rigidez articular y mejorar la calidad de vida. «Mientras más pronto se inicien el tratamiento y la rehabilitación, mejores serán los resultados en la funcionalidad del paciente», aseguró el Dr. Rodríguez.
El papel de la familia en la atención del adulto mayor
El apoyo familiar es crucial para el cuidado del adulto mayor con AR. «La familia puede ayudar a mantener la independencia del paciente, facilitando la realización de actividades tanto en el hogar como en el ámbito social», destacó.
La reumatología ha avanzado considerablemente en los últimos años, ofreciendo nuevas opciones terapéuticas. «Hoy en día, contamos con diversas alternativas de tratamiento que permiten personalizar el abordaje para cada paciente, incluyendo moduladores del sistema inmunológico y nuevas investigaciones que brindan esperanza de mejoras significativas», concluyó el Dr. Rodríguez.
En resumen, la artritis reumatoide representa un reto considerable en la atención del adulto mayor. Sin embargo, con un enfoque integral que incluya el tratamiento adecuado, ejercicio y apoyo familiar, es posible mejorar la calidad de vida de estos pacientes y fomentar una vida más activa y autónoma.