Fisiopatología y manejo de la urticaria y angioedema

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Fisiopatología y manejo de la urticaria y angioedema. Imagen de archivo.

Los mastocitos, presentes en la dermis papilar superior, la dermis profunda y el tejido celular subcutáneo, son los principales actores en la urticaria y el angioedema. La activación y degranulación de estos mastocitos, que puede ocurrir por causas inmunológicas o no inmunológicas, desencadena la liberación de mediadores como la histamina, la triptasa y otros, causando prurito, eritema y edema en la piel.

Fisiopatología de la urticaria aguda y crónica

En la urticaria aguda, los alérgenos o desencadenantes activan alarminas como la interleuquina 33, 25 y la linfoproteína tímica estromal, que a su vez activan células linfoides tipo 2 y linfocitos TH2, liberando citoquinas como la interleuquina 4, 13 y 5.

Esta cascada de eventos conduce a la producción de IgE específica, que se une a los receptores de alta afinidad en la superficie de los mastocitos, provocando su degranulación y liberación de mediadores inflamatorios.

En la urticaria crónica espontánea, hay una infiltración celular predominante de eosinófilos, basófilos, neutrófilos y linfocitos T, además de la presencia de autoanticuerpos que pueden activar los mastocitos. Se ha observado también la activación de la cascada del complemento y la vía extrínseca de la coagulación, lo que contribuye a la persistencia de los síntomas.

Factores desencadenantes y epidemiología

Las infecciones agudas, especialmente virales, son la causa más frecuente de urticaria aguda en niños. Otros desencadenantes incluyen reacciones a fármacos, estímulos físicos y enfermedades sistémicas. En la urticaria crónica espontánea, se han identificado factores predisponentes como la autoinmunidad, los pseudoalérgenos (moléculas de bajo peso molecular), el estrés, el síndrome metabólico, infecciones parasitarias, disbiosis gastrointestinal y deficiencia de vitamina D.

Diagnóstico y manejo

El diagnóstico de la urticaria es clínico y se basa en una anamnesis exhaustiva, identificando los síntomas y signos, la duración y localización de las lesiones, y posibles factores desencadenantes. Es fundamental diferenciar entre urticaria, angioedema y anafilaxia, especialmente en contextos de urgencias.

El tratamiento de la urticaria aguda se centra en evitar el factor desencadenante y el uso de antihistamínicos de segunda generación. En casos más severos, se pueden administrar corticoides endovenosos.

En situaciones de anafilaxia, la adrenalina es el tratamiento de primera línea. Para urticarias con tendencia a la cronificación, se pueden aumentar las dosis de antihistamínicos y considerar ciclos cortos de corticoides.

Pronóstico y seguimiento

La mayoría de las urticarias agudas son autolimitadas y resuelven en pocos días o semanas. Sin embargo, la urticaria crónica espontánea puede tener una duración más prolongada, con aproximadamente el 50% de los casos resolviendo en cinco años.

La evaluación y manejo continuo, junto con una buena anamnesis, son esenciales para mejorar la calidad de vida de los pacientes afectados por estas condiciones cutáneas.

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