Autora: Dra. Maricelly Santiago Ortiz, Científica, Embajadora y Doctora en Ciencias Biomédicas y Oncología
Ningún paciente está exento de padecer de cáncer en algún momento de su vida. La evidencia científica nos revela que 1 de cada 61 personas serán diagnosticadas con Linfoma no Hodgkin en algún momento de su vida. Este diagnóstico se encuentra en la posición número 5 en la tasa de incidencia cuando nos referimos a los hombres y número 6 en la tasa de incidencia de las mujeres de PR.
Cabe destacar que este tipo de cáncer es el número 9 en casos de mortalidad en hombres y número 10 en mujeres. Es un cáncer que ocupa los primeros 10 lugares de mayor visibilidad, en comparación con otras enfermedades que sufren los puertorriqueños.
Entender lo que significa el factor riesgo y el cómo se puede desarrollar esta enfermedad se vuelve importante como parte de un paciente educado. El riesgo de desarrollar Linfoma no Hodgkin es 1.4 veces mayor en caballeros que en mujeres y el riesgo de mortalidad por Linfoma no Hodgkin es de 1.7 veces mayor en hombres que en mujeres, según indica el Registro Central de Cáncer de Puerto Rico.
Al momento, no es un cáncer prevenible, ya que se desconocen las causas del por qué ocurre el Linfoma no Hodgkin. Sin embargo, cuando nos referimos a la prevención, nos referimos a la serie de conductas de nuestro diario vivir para poder disminuir la probabilidad que ocurra un diagnóstico positivo. Cabe destacar que ciertamente la detección temprana es el instrumento que se usa para identificar algún hallazgo no común en una persona saludable.
Utilizando ambas,aunque sea un cáncer no prevenible, tenemos mejores herramientas para tratar con dicha enfermedad. Básicamente, este tipo de cáncer ataca a las células que están en el torrente sanguíneo y que nos defiende en conjunto con el sistema inmune. Existen 4 tipos de Linfoma no Hodgkin: leucemia crónica linfocítica, linfoma cutánea de células B, linfoma cutánea de células T y el linfoma folicular. Cada uno de ellos es distinto y se tratan de manera distinta. Para poder detectar el Linfoma no Hodgkin en sus etapas iniciales, se recomienda prestar atención a sus signos y síntomas.
Básicamente este es un tipo de cáncer que se observa en adultos y ocasionalmente en niños. Algunos signos de los cuales debemos estar al pendiente son los siguientes: se observa que uno o más ganglios linfáticos en el cuello se agrandan, las axilas o la ingle, fiebre muy alta, sudar en exceso durante la noche, fatiga cansancio ó hinchazón en el abdomen.
En adición, la exposición a ciertos químicos industriales y agrícolas, infecciones y deficiencias en el sistema inmune y desórdenes autoinmunes pueden aumentar el riesgo de esta enfermedad. También se debe tomar en cuenta la siguiente información:
pacientes mayores de 60 años de edad, infecciones recurrentes con algunos virus o bacterias y tratamientos o medicamentos/drogas que logran debilitar el sistema inmunológico.
Actualmente se utilizan varios estrategias para realizar un diagnóstico como lo son: exámenes de sangre, orina, biopsia de los nódulos linfáticos, examen físico para palpar cuán grande o pequeño es el nódulo, pruebas de imágenes especializadas para descartar que el cáncer se haya metastizado a otras áreas del cuerpo, y examen especializado de la médula ósea. Dichas estrategias serán evaluadas por el médico especialista.
De acuerdo a lo que obtenemos en estas pruebas, se procede a iniciar tratamiento clínico. El Linfoma no Hodgkin requiere de distintos tratamientos: inmunoterapia, transplante de médula ósea, quimioterapia y linfocitos T modificadas por técnicas de ingeniería.
Luego de su tratamiento, observe los efectos que los mismos causaron en su cuerpo, como lo son: problemas cognitivos, náuseas, malestar estomacal o úlceras. Un paciente con dicho diagnóstico es responsable de visitar a su especialista según él lo recomiende. Puede ser con una frecuencia de cada 3 meses o anual y realizarse ya sean pruebas como CT o PET/CT que pueden utilizarse para evaluar el tamaño de cualquier tumor restante, o para identificar nuevos tumores que se hayan formado en el transcurso.
Luego del tratamiento, los cuidados posteriores se vuelven importantes para cada paciente y cada uno dependerán de: cuando se diagnosticó, la etapa y el estado del linfoma y donde se encuentra ubicado. En adición, el especialista debe ordenar al paciente a verificar su conteo de células sanguíneas, con regularidad.
Este tipo de cáncer tiene la habilidad de moverse a otras partes de nuestro sistema inmunológico como lo es el timo o la médula ósea. La médula ósea es muy importante monitorearla ya que tiene una labor bien importante en el sistema inmunológico y sanguíneo.
En PHL es importante que nuestros pacientes conozcan los síntomas de esta enfermedad y tomen acción, ya que la sobrevida relativa a 5 años del Linfoma no Hodgkin es de 69.1%. ¡Edúcate!