Puerto Rico enfrenta ola de amenazas respiratorias: Influenza, COVID-19 y micoplasma en aumento

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Las enfermedades respiratorias pueden aumentar en verano debido al uso prolongado de aire acondicionado, que seca las vías respiratorias y facilita la propagación de virus y bacterias.

Durante las últimas semanas, Puerto Rico ha registrado un aumento significativo de casos de tres enfermedades respiratorias que circulan simultáneamente: la influenza (gripe estacional), el COVID-19 y las infecciones por micoplasma, una bacteria común pero persistente que afecta las vías respiratorias. Clínicas, hospitales y laboratorios en toda la isla han comenzado a reportar un incremento sostenido de pacientes que acuden por síntomas como fiebre, tos intensa, dolor de garganta y dificultad para respirar.

Este repunte no solo está afectando a la población general, sino que ha encendido alertas entre pediatras, geriatras y especialistas en enfermedades respiratorias debido a que los casos graves tienden a concentrarse en personas mayores, niños pequeños y quienes ya viven con enfermedades crónicas como asma, diabetes o inmunosupresión.

¿Qué son la influenza, el COVID-19 y el micoplasma, y por qué juntos son tan peligrosos?

1. Influenza:
Es un virus respiratorio que circula todos los años, especialmente en temporada de frío o cambios climáticos bruscos. La gripe puede causar desde síntomas leves a graves e incluso ser mortal en personas vulnerables. Existen vacunas estacionales que ayudan a prevenir o disminuir la severidad del cuadro.

2. COVID-19 (SARS-CoV-2):
Aunque ya no se encuentra en su fase pandémica inicial, el coronavirus sigue mutando y circulando activamente. Algunas variantes actuales, como la JN.1, han mostrado ser altamente transmisibles, con síntomas similares a los de la gripe, pero con potencial de causar complicaciones severas en pacientes con factores de riesgo.

3. Micoplasma (Mycoplasma pneumoniae):
Es una bacteria atípica que causa infecciones respiratorias, a menudo confundidas con un resfriado común o bronquitis. En algunos casos puede evolucionar a una neumonía leve o moderada, especialmente en niños y jóvenes. No existe vacuna para el micoplasma, pero es tratable con antibióticos específicos.

La combinación de estos tres agentes infecciosos crea una “tormenta perfecta” en salud pública: comparten síntomas, pueden infectar al mismo tiempo, y saturan el sistema de salud tanto en diagnóstico como en tratamiento. Además, pueden facilitar infecciones cruzadas o coinfecciones, especialmente en pacientes inmunocomprometidos.

¿Por qué está ocurriendo este repunte ahora?

Según expertos del Departamento de Salud y médicos entrevistados por medios locales, varios factores podrían explicar este repunte:

  • Relajación de medidas de prevención: Tras el fin de las restricciones por COVID-19, muchas personas han dejado de usar mascarillas, lo cual facilita la circulación de virus y bacterias respiratorias.
  • Cambios climáticos recientes: Las lluvias intensas seguidas de calor pueden afectar la calidad del aire y facilitar el desarrollo de infecciones respiratorias.
  • Inicio tardío de vacunación contra la influenza: Algunos grupos no han recibido a tiempo sus dosis, lo que reduce la inmunidad colectiva en esta temporada.
  • Baja percepción de riesgo: Existe una fatiga pandémica y cierta desinformación sobre las nuevas variantes de COVID-19, lo cual hace que menos personas consulten al médico al presentar síntomas iniciales.

Qué síntomas deben preocupar y cuándo buscar atención médica

Muchas de las infecciones respiratorias comienzan de manera similar: fiebre, congestión nasal, dolor de garganta, tos y malestar general. Sin embargo, hay señales de alerta que justifican acudir inmediatamente a una institución de salud:

  • Dificultad para respirar o sensación de falta de aire.
  • Dolor persistente en el pecho.
  • Fiebre alta (más de 39°C) que no cede con medicamentos.
  • Tos persistente por más de 7 días.
  • En niños: decaimiento extremo, rechazo a la alimentación, irritabilidad constante, respiración rápida.

Los médicos también recuerdan que los adultos mayores pueden presentar síntomas atípicos, como confusión o debilidad repentina, sin fiebre. En esos casos también es importante consultar.

Medidas clave de prevención

Las recomendaciones para reducir el riesgo de contagio siguen siendo las mismas que demostraron eficacia durante la pandemia:

  • Uso de mascarillas en lugares cerrados y concurridos. No es obligatorio, pero sí recomendable, especialmente si hay síntomas respiratorios.
  • Higiene de manos frecuente. Con agua y jabón o alcohol en gel.
  • Evitar contacto cercano si estás enfermo. Usar tapabocas y quedarse en casa al presentar síntomas.
  • Vacunarse. La vacuna contra la influenza y las dosis de refuerzo de COVID-19 están disponibles en centros de salud y farmacias. Aunque no hay vacuna contra el micoplasma, estas inmunizaciones disminuyen el riesgo de infecciones graves.
  • Buena ventilación en espacios cerrados. Abrir ventanas o usar purificadores de aire puede reducir la carga viral ambiental.

¿Qué puede esperar la población en las próximas semanas?

Los epidemiólogos locales prevén que esta ola de contagios podría mantenerse durante el resto del verano y parte del otoño si no se intensifican las campañas de prevención. Aunque no se ha declarado una emergencia sanitaria, los hospitales están reorganizando recursos y personal ante el aumento de ingresos por enfermedades respiratorias.

Las autoridades han comenzado a emitir boletines semanales con datos actualizados y recomiendan a la ciudadanía mantenerse informada a través de canales oficiales. En centros educativos, algunos maestros han reportado ausencias masivas en sus aulas, lo que también ha despertado la necesidad de protocolos escolares renovados.

Un llamado a la acción comunitaria

Este brote tripartito de enfermedades respiratorias no solo pone a prueba a los servicios médicos, sino también a la responsabilidad social. Como comunidad, es fundamental proteger a los más vulnerables: los niños, adultos mayores y personas con condiciones médicas crónicas.

Volver a prácticas simples —como cubrirse al toser, ventilar los espacios y consultar a tiempo— puede hacer una gran diferencia.

En palabras de la doctora María del Pilar Cintrón, neumóloga pediátrica del área metropolitana: “No se trata de entrar en pánico, sino de volver a las buenas costumbres de salud pública. Las mascarillas no son cosa del pasado: son herramientas vigentes para cuidarnos y cuidar a otros.”

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