En el Día Mundial de la Psoriasis, se hace imprescindible abordar una de las condiciones más debilitantes asociadas a esta enfermedad: la artritis psoriásica. Este trastorno inflamatorio afecta a aproximadamente el 30% de los pacientes con psoriasis, y su impacto es especialmente grave en la población de adultos mayores, un grupo demográfico en creciente expansión en Puerto Rico.
Recientes datos revelan que en al menos 34 municipios de la isla, la población mayor de 65 años ha superado en número a los menores de 15, lo que duplica su presencia y plantea serios retos en términos de salud pública. Ante este panorama, es crucial comprender cómo la artritis psoriásica afecta a los pacientes envejecientes y qué estrategias se pueden implementar para mejorar su calidad de vida.
La Dra. Elizabeth Ramírez, reumatóloga y miembro de la Asociación de Reumatólogos de Puerto Rico, enfatiza que «la artritis psoriásica puede presentarse en cualquier etapa de la vida de un paciente con psoriasis, lo que significa que aproximadamente uno de cada tres pacientes puede desarrollar síntomas de artritis inflamatoria».
La identificación temprana de esta condición es clave para limitar su progresión, ya que puede resultar en dolor crónico y limitaciones significativas en la movilidad. La Dra. Ramírez destaca que muchos pacientes llegan a su consulta con sospechas de osteoartritis o artritis reumatoide, pero tras investigar antecedentes familiares de psoriasis, se considera el diagnóstico de artritis psoriásica.
Síntomas y diagnóstico
Entre los síntomas más comunes en los adultos mayores se incluyen la dactilitis, caracterizada por la inflamación de los dedos, así como el dolor articular que puede manifestarse de manera simétrica o asimétrica. La entesitis, que es la inflamación donde los tendones se unen a los huesos, también es frecuente, afectando en muchos casos a los codos, rodillas y el tendón de Aquiles.
La Dra. Ramírez subraya que «el diagnóstico de artritis psoriásica puede ser complicado, ya que no existe una prueba específica; se basa en la evaluación clínica y en descartar otras posibles causas de artritis». Este diagnóstico erróneo no solo retrasa el tratamiento adecuado, sino que también puede exacerbar la experiencia de dolor y sufrimiento del paciente.
Opciones de tratamiento y retos en el sistema de salud
Los tratamientos disponibles para la artritis psoriásica varían dependiendo de la severidad de la enfermedad y las comorbilidades del paciente. En casos leves, los antiinflamatorios no esteroides (AINEs) son el tratamiento inicial, pero estos solo mitigan los síntomas y no controlan la progresión de la enfermedad. Para los casos más avanzados, se utilizan medicamentos modificadores de la enfermedad (DMARDs) y terapias biológicas que atacan directamente los mecanismos inmunológicos involucrados en la inflamación.
Sin embargo, la Dra. Ramírez señala un reto significativo en el sistema de salud de Puerto Rico: «Muchos planes médicos requieren que el paciente demuestre que no tolera los tratamientos convencionales antes de que se autorice el uso de medicamentos biológicos, lo que puede retrasar el acceso a terapias efectivas». Este retraso puede tener consecuencias graves para los pacientes que necesitan una intervención rápida para controlar su enfermedad.
Los AINEs y DMARDs también pueden presentar efectos secundarios como fatiga, malestar estomacal, dolores de cabeza e incluso problemas renales y hepáticos. La Dra. Ramírez enfatiza que los pacientes mayores deben ser especialmente cautelosos al utilizar estos medicamentos, siempre bajo la supervisión médica adecuada. «Si un paciente experimenta efectos adversos graves, lo mejor es contactar al médico para ajustar el tratamiento en lugar de automedicarse o suspenderlo abruptamente», concluye.
La necesidad de educación y apoyo
La artritis psoriásica es una enfermedad compleja que va más allá de las lesiones visibles en la piel. La desinformación y los mitos en torno a esta condición pueden impactar significativamente la calidad de vida de los pacientes. Por ello, la educación y la consulta con especialistas son fundamentales para manejar esta enfermedad de manera efectiva.
«La clave está en desmitificar las ideas erróneas sobre la psoriasis y la artritis psoriásica para fomentar un ambiente de apoyo y comprensión», afirma la Dra. Ramírez. Los pacientes deben sentirse respaldados y comprendidos, y no aislados por mitos infundados que pueden afectar su salud mental y emocional.
Es crucial que la sociedad tome conciencia de la gravedad de la artritis psoriásica y la importancia de un enfoque integral en su manejo. La educación, la empatía y la acción colectiva son esenciales para mejorar la calidad de vida de los adultos mayores que enfrentan esta desafiante condición.