La pandemia de COVID-19 no solo alteró la vida cotidiana de millones de personas, sino que también interrumpió drásticamente la atención oncológica, desde la detección hasta el tratamiento y la supervivencia, según un análisis reciente.
Este retroceso en los servicios de salud se reflejó en una disminución significativa de la incidencia de cáncer, que alcanzó casi un 9% durante el primer año de la pandemia (2020) y llegó a un 50% durante los meses pico de confinamiento (marzo a mayo de 2020).
El estudio, que analizó datos del Programa de Vigilancia, Epidemiología y Resultados Finales (SEER) hasta diciembre de 2021, reveló que la reducción en la detección y diagnóstico del cáncer fue consecuencia de diversos factores. Desde el punto de vista de los servicios de salud, la atención oncológica se vio limitada debido a la reasignación de recursos para contener el virus. Además, la decisión de los pacientes de buscar atención fluctuó, influenciada por su percepción del riesgo y su situación sociodemográfica.
A pesar de las dificultades, la pandemia también impulsó adaptaciones significativas en la atención médica, destacándose el uso generalizado de la telemedicina. Esta modalidad, que antes de la pandemia tenía una aceptación limitada, se convirtió en una herramienta clave para la atención oncológica, permitiendo priorizar la atención de diagnóstico para casos sospechosos y reduciendo el número de visitas presenciales.
El estudio, revisado por la junta de revisión institucional de la Universidad Case Western Reserve, mostró que, tras las interrupciones de 2020, la incidencia de detección de cáncer se recuperó significativamente en 2021. Sin embargo, se estima que durante la pandemia, aproximadamente 127,931 pacientes no fueron diagnosticados a nivel nacional, lo que podría tener consecuencias profundas y duraderas.
Con la perspectiva de que estos pacientes no diagnosticados podrían enfrentar un aumento en la morbilidad y mortalidad relacionadas con el cáncer, los expertos subrayan la urgente necesidad de restablecer la atención para evitar el empeoramiento de las disparidades en los resultados oncológicos.
Ante este panorama, es esencial que los sistemas de salud actúen rápidamente para garantizar que los pacientes que necesitan atención no se queden atrás. La recuperación total de los servicios oncológicos y la atención integral a los pacientes se convierte en un imperativo, no solo para abordar las deficiencias actuales, sino también para preparar el camino hacia un futuro más saludable y equitativo en la lucha contra el cáncer.
