Los datos recabados en Puerto Rico, que incluyen tanto a mujeres puertorriqueñas como a inmigrantes residentes, revelan una prevalencia preocupante de infecciones por el Virus del Papiloma Humano (VPH) de alto riesgo, que son responsables de aproximadamente el 80% de los casos de cáncer cervical.
En estudios previos realizados entre 2010 y 2013, se observó que un 8.4% de las mujeres del área metropolitana de San Juan presentaban infecciones por tipos oncogénicos de VPH. En mujeres viviendo con VIH, esta prevalencia se elevó a casi un 30%, así lo afirmó la Dra.
Ana Patricia Ortiz, investigadora del Centro Comprensivo de Cáncer de la Universidad de Puerto Rico, en entrevista exclusiva con PHL, quien además compartió una visión clara sobre la situación actual del cáncer cervical en la isla, destacando tanto los avances como los desafíos que persisten.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), en 2018 se estableció una meta global de eliminación del cáncer cervical, recomendando que los países reduzcan su tasa de incidencia a menos de cuatro casos por cada 100,000 mujeres. Sin embargo, en Puerto Rico, la tasa se encuentra significativamente más alta, alcanzando 11.5 casos por cada 100,000 mujeres, siendo la jurisdicción más distante de la meta de eliminación dentro de los Estados Unidos.
La Dra. Ortiz destacó que aunque la mayoría de las personas se infectarán con el VPH en algún momento de su vida, el riesgo de que esta infección se vuelva persistente está asociado con varios factores, entre ellos un sistema inmunológico debilitado (como el caso de las personas con VIH) y el consumo de tabaco. Estos factores contribuyen a la persistencia del virus y al desarrollo de lesiones precancerosas que pueden evolucionar hacia cáncer cervical.
A pesar de los desafíos, Puerto Rico ha mostrado avances en la implementación de programas de vacunación contra el VPH. Según datos recientes, aproximadamente el 76% de los adolescentes puertorriqueños entre 13 y 15 años han recibido la vacuna, acercándose al objetivo de cobertura del 80% propuesto por Estados Unidos. “La vacuna ha demostrado ser efectiva en la prevención del cáncer cervical, como lo indican estudios internacionales, como uno realizado en Suecia, que reportó una reducción del 90% en la incidencia de cáncer cervical en mujeres que fueron vacunadas antes de los 17 años”, dijo.
La investigadora también enfatizó la importancia de las pruebas de detección temprana, como el Papanicolaou y la prueba del VPH, que permiten identificar lesiones precancerosas y tratarlas antes de que se conviertan en cáncer. “En Puerto Rico, uno de los avances más recientes es la aprobación de las autopruebas de VPH por la FDA, que permiten a las mujeres realizarse la prueba de manera más cómoda en un setting clínico, es decir, en la misma clínica, porque muchas mujeres se sentían más cómodas tomándose ellas las muestras en comparación al médico”, explicó.
En términos de mortalidad, los estudios han demostrado que las mujeres que se realizan pruebas de detección temprana tienen una tasa de supervivencia a cinco años de 72%, en comparación con un 54% en aquellas que no se hacen estas pruebas. Por ello, la detección temprana sigue siendo una herramienta clave para reducir la mortalidad por cáncer cervical.
En este contexto, el Centro Comprensivo de Cáncer está llevando a cabo varios estudios de investigación, incluyendo ensayos clínicos sobre la efectividad de las autopruebas y la optimización de las estrategias de detección para poblaciones vulnerables, como las mujeres que viven con VIH. Estos estudios son esenciales para mejorar el acceso y la efectividad de los programas de prevención y detección del cáncer cervical en Puerto Rico.
Para finalizar la Dra. Ortiz admitió que aunque Puerto Rico aún enfrenta desafíos significativos en la lucha contra el cáncer cervical, el avance en la vacunación, la mejora en las estrategias de detección temprana y los estudios en curso brindan esperanza para reducir la incidencia y mortalidad de esta enfermedad en el futuro cercano.