El trasplante de hígado es uno de los procedimientos más complejos en la medicina, y como explicó el Dr. Héctor Nazario, Jefe de la División de Hepatología en el Methodist Dallas Medical Center, el éxito de estos trasplantes depende de un trabajo en equipo coordinado y de la habilidad para manejar adecuadamente los donantes.
“Un trasplante requiere de un equipo quirúrgico excepcional, pero también de un equipo de hepatólogos que sepa estabilizar al paciente de manera adecuada. Si uno de esos componentes falla, los resultados no serán los esperados”, asegura el Dr. Nazario.
El Dr. Nazario comentó sobre las principales causas de cirrosis en la actualidad, destacando que aunque el alcohol sigue siendo una causa prevalente, el hígado graso relacionado con factores metabólicos ha ido en aumento.
Esta tendencia, tanto en Puerto Rico como en Estados Unidos, muestra que las enfermedades hepáticas están evolucionando. Por otro lado, el avance de la medicina en el tratamiento de la hepatitis C ha reducido la necesidad de trasplantes de hígado, ya que muchos pacientes ahora pueden ser curados antes de llegar a un estado de cirrosis.
Uno de los cambios más importantes que ha observado el Dr. Nazario es el aumento de pacientes mayores de 65 años en las listas de trasplante. “En los últimos 10 años, la proporción de pacientes mayores de 65 años que requieren trasplante de hígado ha aumentado significativamente, pasando del 10% al 20%”, indica.
Este aumento plantea desafíos adicionales, ya que los pacientes mayores pueden tener condiciones médicas adicionales, lo que eleva la complejidad del procedimiento y la necesidad de evaluar cuidadosamente su elegibilidad para el trasplante.
Sin embargo, el Dr. Nazario también aclara que no todos los pacientes con cirrosis necesitarán un trasplante. Muchos pacientes con cirrosis compensada pueden vivir más de 10 años sin experimentar complicaciones graves.
“Un paciente con cirrosis compensada es como un coche que sigue funcionando bien, aunque tenga algunos daños estéticos. Si le das el mantenimiento adecuado, puede seguir funcionando. Pero cuando la cirrosis progresa a un estado decompensado, las complicaciones pueden ser graves y la expectativa de vida puede reducirse a menos de dos años”, explica el especialista.
En cuanto a la evaluación para trasplante de hígado, el Dr. Nazario resalta la importancia de seguir las guías médicas establecidas, tanto a nivel nacional como internacional. Según estas directrices, un trasplante de hígado se indica en pacientes con enfermedad hepática aguda o crónica avanzada que no responden al tratamiento.
Sin embargo, también se deben considerar aquellos pacientes que, a pesar de estar estabilizados médicamente, podrían beneficiarse de una evaluación para trasplante, ya que su condición podría volverse irreversible en cualquier momento.
El Dr. Nazario también subraya que los pacientes con cirrosis decompensada, que desarrollan complicaciones como ascitis, encefalopatía, sangrado gastrointestinal o cáncer de hígado, son los que más riesgo corren y requieren una evaluación urgente. En estos casos, un trasplante de hígado podría ser la única opción para salvar sus vidas.
Además, el Dr. Nazario destacó los factores que pueden excluir a un paciente de la lista de candidatos para trasplante. Entre ellos se encuentran el cáncer de hígado con metástasis, infecciones descontroladas, el uso de sustancias ilegales o problemas cardiovasculares graves.
También mencionó la falta de apoyo familiar o la incapacidad del paciente para seguir el tratamiento y las instrucciones postoperatorias como barreras importantes para ser considerado para un trasplante de hígado.
“Un trasplante de hígado es un proceso muy delicado. No solo depende de la destreza del equipo quirúrgico, sino también de la correcta estabilización del paciente y la disposición del equipo de apoyo para garantizar el éxito del procedimiento a largo plazo”, concluyó el Dr. Nazario.