La deshidratación es un problema de salud que puede afectar a personas de todas las edades, pero en niños y adultos mayores representa un riesgo mayor. La nutricionista dietista, Lcda. Lilyana Figueroa destacó la importancia de mantener una adecuada ingesta de líquidos y compartió estrategias para prevenir la deshidratación en estos grupos vulnerables.
La deshidratación ocurre cuando el cuerpo pierde más agua de la que se ingiere, lo que puede llevar a consecuencias graves si no se trata a tiempo. En los niños, la deshidratación es particularmente peligrosa porque puede afectar su desarrollo cognitivo y motor.
“Es fundamental que los padres aseguren una ingesta suficiente de agua a través del consumo de frutas ricas en agua como melón, pera, piña y fresas”, explicó la especialista. Además, recomendó incorporar recetas divertidas como aguas saborizadas con frutas naturales para fomentar el consumo de líquidos en los más pequeños.
En los adultos mayores, la deshidratación puede pasar desapercibida debido a la disminución de la sensación de sed. “Este grupo de la población puede experimentar déficits en el funcionamiento de órganos y desarrollar condiciones secundarias debido a la falta de hidratación”, advirtió Figueroa.
Para prevenir esto, sugirió incluir alimentos con alto contenido de agua, como sopas, jugos diluidos y batidas, además de incentivar la ingesta de líquidos en horarios regulares.
La Lcda. Figueroa subrayó que la prevención es clave para evitar síntomas graves como taquicardia, mareos y confusión, característicos de la deshidratación severa. “Desde el inicio del día debemos asegurarnos de consumir agua y mantenernos hidratados cada dos horas. Si estamos en un ambiente de calor extremo, es esencial no pasar más de una hora sin ingerir líquidos”, enfatizó.
Aunque no existe un sustituto para el agua, en casos de deshidratación severa se pueden considerar bebidas con electrolitos que aporten sodio y potasio para ayudar en la retención de líquidos. Sin embargo, la experta insistió en que la mejor estrategia es la prevención mediante una ingesta constante de agua y líquidos saludables.
Para determinar la cantidad de agua que una persona debe consumir diariamente, Figueroa sugirió una fórmula sencilla: dividir el peso corporal entre dos para obtener las onzas recomendadas de ingesta diaria. “Mantenerse hidratado es esencial para el buen funcionamiento del cerebro y del organismo en general”, concluyó.
Presta atención:
Algunas personas tienen mayor riesgo de deshidratación, como los bebés y niños, debido a su vulnerabilidad a la diarrea, fiebre y su incapacidad para expresar sed. Los adultos mayores también son propensos, ya que su capacidad de retener líquidos disminuye con la edad, agravada por enfermedades crónicas y problemas de movilidad.
Las personas con condiciones médicas como diabetes o enfermedades renales corren más riesgo, especialmente si toman medicamentos que aumentan la micción. Además, quienes trabajan o hacen ejercicio al aire libre en climas cálidos y húmedos deben hidratarse más, ya que el sudor no se evapora eficientemente, elevando la temperatura corporal.
De acuerdo con Mayo Clinic, los signos y síntomas de deshidratación también pueden variar según la edad.
Lactantes o niños pequeños
- Boca y lengua secas
- Llanto sin lágrimas
- No mojar los pañales durante tres horas
- Ojos y mejillas hundidos
- Zona blanda en la parte superior de la cabeza (fontanela) hundida
- Irritabilidad
Adultos
- Sed excesiva
- Micción menos frecuente
- Orina de color oscuro
- Fatiga
- Mareos
- Confusión