En un avance significativo para el tratamiento de la infección por Clostridioides difficile (CDI), un ensayo clínico de fase 3 realizado en Noruega sugiere que el trasplante de microbiota fecal (TMF) no es inferior al tratamiento estándar con antibióticos y podría ofrecer ventajas importantes a largo plazo.
El estudio, publicado en la revista Annals of Internal Medicine, evaluó la eficacia del TMF administrado por enema en comparación con la vancomicina oral en aproximadamente 100 pacientes que habían sufrido una infección por C. difficile en el último año.
Tras dos semanas de tratamiento, los síntomas desaparecieron en el 71 % de los pacientes que recibieron TMF, frente al 78 % de aquellos tratados con el antibiótico. No obstante, dos meses después, la tasa de recurrencia fue notablemente menor en el grupo tratado con TMF (6 %) frente al grupo que recibió vancomicina (21 %).
Al considerar la tasa de curación duradera, el trasplante fecal mostró una superioridad de cerca del 5 % respecto a la vancomicina, lo que sugiere una mayor eficacia a largo plazo. Estos resultados fortalecen el argumento a favor del TMF como una alternativa viable —e incluso preferible— para tratar la CDI, especialmente ante la creciente preocupación por la resistencia a los antibióticos.
Aunque el uso del TMF como tratamiento primario aún no se contempla ampliamente en países como Estados Unidos, expertos señalan que estos hallazgos destacan la relevancia de mantener un microbioma intestinal saludable.
Además, respaldan el uso de terapias biológicas derivadas de las heces, que podrían jugar un papel clave en el futuro del tratamiento de infecciones gastrointestinales.
Los investigadores concluyen que, ante la eficacia comparable y las menores tasas de recaída, el TMF podría posicionarse como una opción de primera línea en el manejo de la infección por C. difficile, ofreciendo una alternativa menos dependiente de antibióticos en un momento crítico para la salud pública mundial.
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