Septiembre es el mes de concienciación sobre la leucemia aguda, y los avances en la medicina moderna ofrecen un panorama cada vez más alentador para los pacientes diagnosticados con esta enfermedad. Así lo destacó el doctor William Marrero, hematólogo oncólogo, quien subrayó la transformación que han tenido los tratamientos en las últimas décadas.
“Para la década del 90, tres de cada diez pacientes sobrevivían cinco años después del diagnóstico. Hoy, en centros especializados, hablamos de una supervivencia que supera el 80 % a cinco años. Es un cambio sustancial”, explicó el Dr. Marrero.
El especialista señaló que este progreso se ha logrado gracias a tres pilares fundamentales: diagnósticos más certeros, tratamientos más específicos y un monitoreo más avanzado. “Actualmente podemos identificar mutaciones que antes se nos escapaban, gracias a tecnologías como el mapa de genoma óptico, que detecta hasta un 35 % de anomalías genéticas no vistas por pruebas convencionales”, indicó.
En cuanto a terapias, el avance ha sido notable. Desde 2013, la FDA ha aprobado más de 13 medicamentos para tratar leucemias mielógenas agudas, además de la implementación de inmunoterapia, agentes biespecíficos y terapias CAR-T en leucemias linfoblásticas agudas.
“Hace 20 años solo podíamos ofrecer quimioterapia intravenosa. Hoy, hablamos incluso de terapias orales que podrían controlar la enfermedad con pastillas, y que se espera estén disponibles de forma más amplia para 2026”, comentó el experto.
Sobre las terapias CAR-T, el Dr. Marrero aclaró que, aunque aún presentan retos de costo y accesibilidad, ya se aplican en Puerto Rico gracias al trabajo de equipos locales. “Si logramos mover estas terapias de segunda o tercera línea a líneas más tempranas de tratamiento, su efectividad será mucho mayor”, apuntó.
En cuanto a los efectos secundarios, los avances también son evidentes. “Las terapias actuales presentan menos complicaciones que la quimioterapia tradicional. Ya no hablamos de pérdida de cabello o vómitos intensos, sino de reacciones inmunes manejables, como el síndrome de liberación de citoquinas”, explicó.
Para el futuro, el doctor Marrero fue enfático en la importancia de fortalecer la investigación: “El mejor tratamiento que se le puede ofrecer a un paciente con leucemia aguda es un ensayo clínico. Mientras más ensayos existan y sean accesibles, más oportunidades tendremos de desaparecer esta enfermedad de nuestras vidas”.
Con la llegada de nuevas terapias, diagnósticos de precisión y ensayos clínicos en expansión, el mensaje del especialista es claro: la leucemia aguda ya no es un diagnóstico de muerte, y los próximos años podrían marcar un cambio histórico en su tratamiento.