La trombosis es la principal causa de muerte prevenible dentro de los hospitales

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Dra. Ana Cristina González, médica internista y jefa C4 de Enfermedad Tromboembólica venosa de la fundación Santa Fé de Bogotá

La Enfermedad Tromboembólica Venosa (ETV) es la tercera causa de muerte por trombosis en el mundo, solo es  superada por el infarto agudo de miocardio y el accidente cerebrovascular.

Cada año, más de 600 mil personas fallecen por esta causa y muchas otras desarrollan condiciones asociadas como el síndrome postrombótico o la hipertensión pulmonar crónica. Sin embargo, prevenirla y tratarla correctamente puede evitar complicaciones graves y salvar vidas.

Según la Dra. Ana Cristina González, médica internista y jefa C4 de Enfermedad Tromboembólica venosa de la fundación Santa Fé de Bogotá, el tratamiento principal para esta condición son los anticoagulantes, pero la clave está en el seguimiento clínico: “Un tratamiento oportuno y bien controlado mejora notablemente los resultados a mediano y largo plazo”.

Uno de los puntos críticos es el riesgo trombótico durante una hospitalización o después de un procedimiento quirúrgico. Este tipo de trombosis se considera, desde el punto de vista médico, la principal causa prevenible de muerte en el entorno hospitalario.

Por eso, la recomendación es clara: “si estás hospitalizado o vas a entrar a cirugía, pregúntale a tu médico si ya evaluó tu riesgo trombótico”. Establecer protocolos preventivos puede marcar la diferencia.

Factores de riesgo y síntomas a los que debemos prestar atención

Los principales factores que aumentan el riesgo de ETV incluyen condiciones comunes como:

  • Obesidad
  • Tabaquismo
  • Várices
  • Uso de anticonceptivos orales combinados
  • Antecedentes familiares

Además, hay situaciones clínicas que también elevan el riesgo, como cirugías prolongadas, inmovilidad, hospitalizaciones extendidas o estancias en unidades de cuidado intensivo.

Detectar los síntomas a tiempo es clave para actuar rápido. Algunos de los más frecuentes incluyen: dolor o inflamación en una pierna, aumento del diámetro de una extremidad, dolor en el pecho, falta de aire o fatiga repentina y tos con sangre.

“Iniciar el tratamiento temprano e instaurar protocolos adecuados también disminuye el riesgo de complicaciones”, concluye la Dra. González.

En un contexto en el que la prevención es posible, la información, el diagnóstico temprano y la implementación de protocolos clínicos pueden marcar la diferencia entre una estadía hospitalaria segura y un desenlace fatal.

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