María en el recuerdo: ¿Estamos preparados para la temporada de huracanes?

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Dra. Mirelsa Modestti

Autora: Mirelsa Modestti González, Ph. D.

Ante la mención de un posible huracán, los puertorriqueños y puertorriqueñas bromeamos (algunos insisten en serio), diciendo que padecemos «PTSD de María». La mera mención del huracán María en cualquier conversación casual desata interminables anécdotas y recuerdos terribles de aquel septiembre de 2017.

El trastorno de estrés postraumático (TEPT, o PTSD) es un diagnóstico clínico que aplica a alguien que estuvo expuesto a un evento traumático que amenazó significativamente su vida o la de alguien a su alrededor y que, como el resultado de esta exposición, desarrolla síntomas como reexperimentación, evitación, cambios negativos en sus pensamientos, en el procesamiento de sus emociones y en su estado de ánimo. La persona que padece TEPT también experimenta reacciones físicas y emocionales ante situaciones que relaciona con el evento traumático.

Aunque, en realidad, la inmensa mayoría de las personas no padecen tal trastorno «post María», el recuerdo doloroso de la ansiedad y angustia que vivimos los puertorriqueños y puertorriqueñas durante y después del paso del fenómeno atmosférico está muy presente, y la mera mención del inicio de la temporada de huracanes es fuente de preocupación y angustia para muchas personas. Si bien es cierto que el huracán puso de manifiesto la fragilidad de nuestro sistema energético, la pobre respuesta del gobierno ante la magnitud del desastre y la vulnerabilidad de tantas comunidades puertorriqueñas, también es cierto que nos ayudó a comprender la importancia de la preparación, no solo a nivel familiar, sino también a nivel comunitario. Descubrimos el poder de la solidaridad y el espíritu de comunidad. Y comprendimos que no debemos depender del gobierno para los esfuerzos de preparación, respuesta y recuperación.

¿Qué podemos hacer?

Cada temporada de huracanes debe tomarnos mejor preparados que la anterior. Sabemos que las emergencias atmosféricas son impredecibles, por lo que no debemos esperar al anuncio de una tormenta para comenzar los preparativos. Debemos recibir cada temporada preparados y preparadas, tanto en nuestros hogares y lugares de trabajo, como en las comunidades. En estos momentos, en todos los hogares debe haberse hecho, o hacerse inmediatamente, al menos, lo siguiente:

  • Una inspección de las vulnerabilidades en términos estructurales, de localización y acceso de la vivienda.
  • Gestiones de mitigación de esas vulnerabilidades (tormenteras, zanjas para dirigir escorrentías, sacos de arena, fortalecimiento de los accesos, etc.).
  • Una mochila de emergencia para cada integrante de la familia con una muda de ropa, artículos de higiene personal, linternas, cargadores, baterías, radio de baterías o cuerda y silbato de emergencia.
  • Un plan de emergencia que incluya dos personas contacto, un lugar de encuentro (y uno alterno), teléfonos de emergencia y un plan de evacuación de la propiedad. 
  • Un plan que contemple la posibilidad de varias semanas sin servicios de energía eléctrica ni agua potable.

La temporada de huracanes no tiene que ser época de pánico o alarma, pero ciertamente es momento para planificar y prepararnos. Es tiempo de organizar las comunidades para enfrentar juntos y juntas la posibilidad de un fenómeno atmosférico que pueda amenazar nuestra isla. Unidos y preparados somos más fuertes. Para más información, visite: https://www.redcross.org/cruz-roja.html 

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