Por: Olga Sinigaglia Montalvo LND, MHSN,CLE
Nutricionista Pediátrica
Es de conocimiento general, que una alimentación saludable que incluya grasas saludables, cantidades adecuadas de proteína por edad, alimentos altos en fibra, vegetales, frutas y una buena hidratación así como hábitos de actividad física; es de beneficio para nuestra salud incluyendo la prevención de enfermedades crónicas, como son las enfermedades del corazón.
Sin embargo, si queremos tener un cambio significativo en lo que hoy día son las primeras causas de muerte en la isla, tenemos que comenzar a realizar estos hábitos saludables desde la niñez. La Organización Panamericana de la Salud expone que el consumo elevado de sal, azúcares (especialmente las azúcares añadidas) y grasas están siendo clave para mantener constantemente en un alza el riesgo de padecer una enfermedad cardiovascular.
La evidencia científica es clara en que la alimentación en los primeros años de vida puede tener un impacto en la vida futura; es por tanto que la educación nutricional debe tener un enfoque mayor y prioritario desde el proceso de gestación. A este periodo se le conoce como los primeros 1.000 días de vida y es nuestra ventana de oportunidad hacia un futuro más saludable.