¿Pueden los fármacos populares para bajar de peso reducir el riesgo de cáncer?

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Los agonistas del GLP-1, como la semaglutida y la liraglutida, han demostrado tener múltiples beneficios, incluyendo la posibilidad de reducir el riesgo de cáncer colorrectal y de hígado en algunos estudios. Imagen: Shutterstock.

Los fármacos de éxito, como la semaglutida, están revolucionando el tratamiento de la diabetes de tipo 2 y la pérdida de peso, y ahora surgen interrogantes sobre su posible papel en la reducción del riesgo de cáncer, especialmente en aquellos cánceres relacionados con la obesidad.

Conocidos como agonistas del péptido 1 similar al glucagón (GLP-1), estos medicamentos no solo controlan el azúcar en la sangre, sino que también promueven una pérdida de peso significativa y ayudan a prevenir infartos y accidentes cerebrovasculares en pacientes de alto riesgo. Recientemente, la FDA ha ampliado su aprobación para incluir el tratamiento de la diabetes, la reducción de peso y enfermedades cardiovasculares.

Investigaciones recientes han comenzado a explorar si estos fármacos pueden también reducir el riesgo de ciertos tipos de cáncer. Un estudio destacado publicado en JAMA Network Open encontró que los pacientes tratados con GLP-1 para la diabetes de tipo 2 tenían un riesgo significativamente menor de 10 tipos de cáncer relacionados con la obesidad en comparación con aquellos que recibían insulina, reportando reducciones de riesgo de alrededor del 50% o más.

Sin embargo, expertos como el Dr. Laurent Azoulay advierten que las limitaciones de estos estudios, que se basan en registros médicos electrónicos, dificultan establecer una relación causal directa. Las diferencias en las características de los pacientes tratados con GLP-1 y los que reciben insulina son significativas, lo que sugiere que los resultados podrían estar influenciados por factores ajenos al tratamiento.

Los agonistas del GLP-1, como la semaglutida y la liraglutida, han demostrado tener múltiples beneficios, incluyendo la posibilidad de reducir el riesgo de cáncer colorrectal y de hígado en algunos estudios. Sin embargo, es crucial abordar con cautela estos hallazgos preliminares hasta que se realicen investigaciones más sólidas.

A medida que más personas comienzan a utilizar estos medicamentos, la pregunta sobre su potencial para prevenir el cáncer se vuelve cada vez más relevante. No obstante, los especialistas, como la Dra. Rekha Kumar, subrayan que, por el momento, estos fármacos deben ser prescritos principalmente para el tratamiento de la diabetes y la obesidad, sin esperar que tengan un efecto significativo en el riesgo de cáncer.

El futuro de la investigación en este campo es prometedor, pero requiere un enfoque cuidadoso y meticuloso para desenredar las complejas interacciones entre el tratamiento, la obesidad y el riesgo de cáncer.

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