Relación entre disfunción tiroidea y los trastornos del sueño: ¿Causa o consecuencia?

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Además, otros factores como la obesidad y el dolor, comúnmente presentes en enfermedades autoinmunes, podrían influir en la relación entre el Hipo-S y la calidad del sueño.

En un contexto donde la calidad del sueño se ha convertido en un tema crucial para la salud pública, una reciente revisión sistemática ha indagado en la relación entre la disfunción tiroidea subclínica y los trastornos del sueño. Mientras que el hipotiroidismo y el hipertiroidismo manifiestos tienen vínculos bien documentados con problemas de sueño, la conexión con el hipotiroidismo subclínico (Hipo-S) sigue siendo un área poco explorada.

El Hipo-S, caracterizado por niveles elevados de hormona estimulante de la tiroides (TSH) con hormonas tiroideas normales, afecta a aproximadamente el 10% de la población, especialmente a mujeres. Por su parte, la calidad del sueño se ha relacionado con diversos resultados negativos en la salud, lo que plantea la pregunta: ¿podría el Hipo-S influir en la calidad del sueño, o es el sueño insuficiente el que exacerba el Hipo-S?

La revisión incluyó ocho estudios que abarcaban a 2,916 pacientes con Hipo-S y 18,574 controles sanos. Los resultados mostraron una correlación positiva en siete de los ocho estudios, indicando que una disminución en la calidad o duración del sueño podría estar asociada con el Hipo-S. 

Sin embargo, el único estudio que no encontró tal asociación, el de Akatsu et al., plantea dudas sobre la validez de estos hallazgos, dado el alto grado de heterogeneidad entre los estudios en términos de diseño y criterios de diagnóstico.

Uno de los hallazgos más intrigantes es que la falta de sueño parece afectar la secreción de TSH. En un estudio, la privación total del sueño en hombres jóvenes resultó en un aumento significativo de los niveles nocturnos de TSH, sugiriendo que el sueño desempeña un papel crucial en la regulación hormonal. 

Sin embargo, la interpretación de estos datos se complica por la variabilidad en la evaluación de la calidad del sueño y la falta de mediciones sistemáticas de autoanticuerpos tiroideos en la mayoría de los estudios.

Además, otros factores como la obesidad y el dolor, comúnmente presentes en enfermedades autoinmunes, podrían influir en la relación entre el Hipo-S y la calidad del sueño. La pandemia de COVID-19 también ha sido un factor confuso, ya que cuatro de los ocho estudios evaluaron trastornos del sueño durante este periodo.

A pesar de las limitaciones, esta revisión sistemática subraya la necesidad de más investigaciones para comprender mejor la compleja interrelación entre el Hipo-S y los trastornos del sueño. 

Aunque hay evidencia que sugiere una asociación, es fundamental abordar la heterogeneidad en los estudios y considerar otros factores que podrían estar en juego. La pregunta sobre si el Hipo-S perjudica la calidad del sueño o si el sueño deficiente aumenta los niveles de TSH sigue sin respuesta definitiva, lo que pone de relieve la importancia de seguir explorando esta área crítica de la salud.

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