¿Por qué las hormonas tienen un papel clave en la salud cardiovascular y en las enfermedades cardiometabólicas?

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La Dra. Leticia Hernández Dávila, es especialista en endocrinología, diabetes, metabolismo y manejo de obesidad.

La salud cardiovascular no solo depende del corazón y las arterias, sino también de la influencia de las hormonas en el metabolismo y otros sistemas del cuerpo. Conversamos con la Dra. Leticia Hernández Dávila, especialista en endocrinología, diabetes y manejo de la obesidad, quien nos compartió información clave sobre el impacto de las hormonas en el riesgo cardiometabólico y así como el vínculo en obesidad y pobre salud cardiovascular-endocrina.

Estrecha relación entre las hormonas y las enfermedades cardiometabólicas

“Las enfermedades cardiometabólicas tienen un riesgo mayor cuando nosotros tenemos condiciones como prediabetes, diabetes mellitus, ya sea tipo 1 o tipo 2, hipertensión, dislipidemia, hígado graso, síndrome de ovario poliquístico, enfermedad de Cushing y otros trastornos tiroideos”, explica la Dra. Hernández. Estas condiciones están directamente relacionadas con alteraciones hormonales que pueden desencadenar complicaciones cardiovasculares.

Por ejemplo, el hipertiroidismo (exceso de hormona tiroidea) puede aumentar el riesgo de arritmias cardíacas, mientras que el hipotiroidismo (deficiencia de hormona tiroidea) se asocia con hipertensión, dislipidemia y dificultades para depurar el colesterol LDL (“colesterol malo”). Además, niveles elevados de cortisol (hormona del estrés) también pueden contribuir al riesgo cardiometabólico. Esta hormona puede generar resistencia a la insulina y predisponer al desarrollo de obesidad visceral, un tipo de grasa especialmente perjudicial. Por otro lado, el hipertiroidismo también está asociado con el fallo cardíaco debido al esfuerzo adicional que realiza el corazón. Estos efectos subrayan la necesidad de un diagnóstico temprano y un tratamiento adecuado. “Las hormonas tiroideas son necesarias para la depuración del colesterol de baja densidad, y su deficiencia o aumento puede llevar a un aumento del riesgo cardiovascular”, añade la especialista.

Hormonas tiroideas y su influencia cardiometabólica

Los trastornos tiroideos pueden tener un impacto significativo en la salud cardiovascular. En el caso del hipotiroidismo, la Dra. Hernández explica que “se puede producir hipertensión diastólica (la presión más baja), dislipidemia y fallo cardíaco debido a la dificultad del corazón para relajarse adecuadamente”. Además, el hipotiroidismo puede provocar resistencia a la insulina y un aumento moderado de peso, lo que exacerba el riesgo cardiovascular.

Las hormonas juegan un papel crucial en la salud cardiovascular, influenciando factores como la inflamación, la resistencia a la insulina y la composición corporal. La especialista también resalta que un abordaje integral que combine evaluaciones clínicas, cambios en el estilo de vida y tratamientos farmacológicos puede prevenir y manejar eficazmente las complicaciones cardiometabólicas graves como el síndrome cardiovascular-renal-metabólico. Sin embargo, la clave está en la prevención temprana y en una atención personalizada que contemple todos los aspectos de la salud endocrina y cardiovascular.

Hígado graso y su importante papel en la salud cardiovascular

El hígado graso es otro factor importante que muchas veces pasa desapercibido. “Es una condición que aumenta nuestro riesgo cardiometabólico y que muchas veces no se detecta en las evaluaciones médicas”, explica la Dra. Hernández. Este trastorno está relacionado con obesidad abdominal, resistencia a la insulina y dislipidemia, todos factores que elevan el riesgo de enfermedades cardiovasculares. Por lo tanto, la evaluación integral debe incluir no solo la medición de colesterol y presión arterial, sino también el peso, la circunferencia abdominal y, si es posible, estudios de composición corporal para determinar el porcentaje de grasa y masa muscular.

El impacto de la obesidad visceral en el sistema endocrino y cardiovascular

La obesidad, especialmente la obesidad visceral, juega un papel crucial en el desarrollo de enfermedades cardiometabólicas. “El tejido adiposo no es un tejido inerte; produce hormonas como las adipoquinas y citoquinas, que aumentan el estado inflamatorio del cuerpo y el riesgo cardiovascular”, destaca la Dra. Hernández.

La grasa abdominal ejerce un efecto directo sobre órganos clave como el corazón y los riñones, además de incrementar el riesgo de hígado graso. Por ello, la especialista subraya la importancia de prevenir la acumulación de grasa visceral mediante una combinación de evaluaciones clínicas, modificación del estilo de vida y, en casos necesarios, tratamientos farmacológicos.

Tratamientos farmacológicos y prevención para enfermedades cardiometabólicas

Para pacientes con condiciones endocrinas, el tratamiento farmacológico puede ser una herramienta clave para prevenir complicaciones cardiovasculares y posteriores condiciones cardiometabólicas. Por ejemplo, en personas con prediabetes, medicamentos como la metformina, la carbosa y los agonistas del receptor de GLP-1 pueden prevenir el desarrollo de diabetes tipo 2. “Con cambios en el estilo de vida, se puede reducir el riesgo hasta un 60%, y con la metformina, en un 31%”, destaca la especialista.

En el caso de pacientes con diabetes, los inhibidores del cotransportador de sodio y glucosa (SGLT2) y los agonistas del receptor de GLP-1 han demostrado beneficios no solo en el control glucémico, sino también en la prevención de eventos cardiovasculares y en la mejora de la salud renal.

Importancia del estilo de vida saludable en pacientes con riesgo cardiovascular

Más allá de los tratamientos farmacológicos, la Dra. Hernández enfatiza la relevancia de los cambios en el estilo de vida. “Es fundamental incluir ejercicio cardiovascular y de resistencia en nuestras rutinas”, menciona. El ejercicio de resistencia, en particular, ayuda a preservar la masa muscular, lo que es crucial para reducir el porcentaje de grasa corporal y mejorar la salud metabólica.

Además, una dieta balanceada y el control del peso son pilares esenciales para prevenir la acumulación de grasa visceral y mantener una buena salud cardiovascular. La prevención temprana y un enfoque integral pueden marcar la diferencia en la calidad de vida de las personas con predisposición a enfermedades cardiometabólicas.

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