La coenzima Q10 (CoQ10) es un compuesto esencial para la producción de energía celular, especialmente en órganos con alta demanda energética como el corazón, el hígado y los riñones. Además, actúa como antioxidante, ayudando a reducir el daño causado por el estrés oxidativo, un factor involucrado en el envejecimiento y en enfermedades neurodegenerativas.
Con el envejecimiento de la población mundial se estima que en 2050 el 22% de las personas tendrá 60 años o más, el deterioro cognitivo y las enfermedades neurodegenerativas serán cada vez más frecuentes. Esto ha impulsado el interés por intervenciones como los suplementos nutricionales, entre ellos la CoQ10.
Lo que dicen los estudios en animales
Las investigaciones en modelos animales han mostrado resultados prometedores. En ratones y ratas, la suplementación con CoQ10 ha mejorado memoria, aprendizaje y funciones cognitivas, además de reducir el estrés oxidativo y favorecer la producción de energía en el cerebro. Incluso, en modelos de Alzheimer y Parkinson, se observaron efectos protectores: menor inflamación, mejor memoria y activación de mecanismos de limpieza celular (autofagia).
Estos hallazgos sugieren un papel potencial de la CoQ10 en la prevención del deterioro cognitivo, aunque los resultados aún no se pueden extrapolar directamente a los humanos.
Evidencia en humanos: resultados inconsistentes
En contraste, los estudios clínicos en personas han sido limitados y con resultados mixtos.
- En individuos sanos, algunos ensayos mostraron mejoras en el flujo sanguíneo cerebral, pero sin cambios claros en el rendimiento cognitivo.
- En adultos mayores con deterioro cognitivo leve, la CoQ10 mejoró algunos marcadores de inflamación y salud vascular, pero no produjo beneficios significativos en memoria o atención.
- En enfermedades específicas, como el síndrome de fatiga crónica o la parálisis supranuclear progresiva, sí se observaron mejoras en tareas cognitivas y reducción de la fatiga.
Sin embargo, en el caso de Alzheimer o Parkinson, la evidencia apunta a efectos nulos o muy limitados en cuanto a la función cognitiva.
Donde sí existe mayor consenso es en el ámbito cardiovascular. Varios estudios han mostrado que la suplementación con CoQ10 mejora la eficiencia del corazón, reduce eventos adversos en pacientes con insuficiencia cardíaca y alivia síntomas de fatiga.
En resumen, aunque los estudios en animales sugieren que la CoQ10 puede proteger la memoria y el aprendizaje, los ensayos clínicos en humanos muestran resultados contradictorios. Los investigadores coinciden en que hacen falta estudios más amplios y de alta calidad para definir si este suplemento realmente puede prevenir o retrasar el deterioro cognitivo asociado a la edad.
Hasta entonces, la CoQ10 se mantiene como un complemento prometedor, pero aún sin evidencia sólida para recomendar su uso generalizado en la salud cerebral.
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