Complicaciones graves posteriores a radioterapia: caso de necrosis pélvica y formación de «cloaca» pélvica

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Este caso reciente destaca las graves consecuencias que pueden surgir años después del tratamiento, incluyendo necrosis pélvica y formación de una "cloaca" pélvica. Imagen del caso.

Una mujer de 66 años con antecedentes de carcinoma escamocelular anal fue tratada hace 18 años con el protocolo Nigro, que combina quimioterapia y radioterapia. Posteriormente, desarrolló necrosis pélvica extensa y una infección necrosante de tejidos blandos.

Esta condición resultó en la formación de una «cloaca» pélvica, una cavidad donde se fusionaron varios órganos, permitiendo la comunicación entre la orina, las heces y las secreciones genitales.

Cabe resaltar que la radioterapia, utilizada como tratamiento principal para el carcinoma escamocelular anal bajo el protocolo Nigro, ha mostrado efectos adversos significativos, especialmente en pacientes que recibieron tratamientos antes de los avances tecnológicos recientes en radioterapia.

Sin embargo, este caso reciente destaca las graves consecuencias que pueden surgir años después del tratamiento, incluyendo necrosis pélvica y formación de una «cloaca» pélvica, una complicación extremadamente rara y potencialmente mortal.

Intervenciones médicas:

Ante la gravedad de la situación, la paciente fue sometida a una reanimación intensiva y tratamiento con antibióticos de amplio espectro. Un equipo multidisciplinario, compuesto por especialistas en cirugía, urología y ginecología, realizó múltiples desbridamientos quirúrgicos para eliminar el tejido necrótico y controlar la infección.

También se llevó a cabo una derivación urinaria completa mediante tubos de nefrostomía. Tras una extensa estancia hospitalaria y un riguroso seguimiento, la paciente logró una recuperación significativa. En un control dos meses después, se observó una considerable mejora en su estado, con una reducción notable de la herida y formación de buen tejido de granulación.

Discusión del caso

La necrosis por radiación, aunque extremadamente rara en la era de las técnicas modernas de radioterapia, sigue siendo una preocupación significativa para los pacientes tratados con tecnologías más antiguas.

Este caso resalta la importancia de monitorear de manera continua a los pacientes que han recibido radioterapia, especialmente aquellos tratados antes de la introducción de técnicas avanzadas como la radioterapia de intensidad modulada (IMRT) y la planificación volumétrica. Estos avances han reducido significativamente el riesgo de daño a los tejidos circundantes y han disminuido la incidencia de complicaciones graves.

Sin embargo, para las personas que recibieron tratamientos con las técnicas anteriores, como en este caso, las complicaciones pueden manifestarse muchos años después, subrayando la necesidad de vigilancia a largo plazo. El reconocimiento temprano y el manejo agresivo de estas complicaciones son cruciales para evitar desenlaces fatales.

El caso de esta mujer pone de manifiesto las posibles secuelas a largo plazo de la radioterapia en pacientes tratados antes de los avances recientes en la tecnología médica. La atención regular y el monitoreo continuo de los pacientes que recibieron radioterapia décadas atrás son fundamentales para identificar y tratar a tiempo cualquier complicación tardía que pueda surgir.

También, subraya la importancia de la planificación cuidadosa y el uso de las técnicas más avanzadas en la radioterapia para minimizar los riesgos y mejorar la calidad de vida a largo plazo de los pacientes con cáncer.

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