Una persona residente del condado de Coconino, en Arizona, falleció a causa de peste neumónica, según confirmó el Departamento de Salud y Servicios Humanos del Condado (CCHHS) el pasado 11 de julio de 2025, mediante un comunicado de prensa.
Aunque la peste es una enfermedad poco frecuente en humanos, sigue siendo endémica en ciertas regiones del suroeste de Estados Unidos. Las autoridades locales mantienen una vigilancia activa ante posibles brotes, especialmente en zonas donde la enfermedad puede circular entre animales silvestres.
“La fuente de exposición aún está bajo investigación; sin embargo, la muerte no está relacionada con un informe reciente de una mortandad de perros de la pradera en el área de Townsend Winona, al noreste de Flagstaff”, declaró un portavoz del CCHHS al medio Medscape Medical News.
Los perritos de las praderas son particularmente vulnerables a la peste. Aunque no actúan como vectores de transmisión prolongada, su muerte rápida tras la infección los convierte en una especie indicadora de la presencia de la bacteria Yersinia pestis. No obstante, en esta ocasión, las autoridades indicaron que no se detectó peste en la colonia afectada recientemente.
La peste es provocada por la bacteria Yersinia pestis, la cual se transmite comúnmente a través de la picadura de pulgas infectadas, o por contacto con animales portadores, de acuerdo con los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC). Mientras que las formas bubónica y septicémica suelen derivarse de picaduras, la peste neumónica —la más grave— se contagia por inhalación de gotículas infectadas y afecta directamente los pulmones.
Una fuente poco conocida de transmisión puede ser el contacto cercano con gatos infectados. “Los gatos con peste representan un riesgo de transmitir gotitas infecciosas de peste, que resultan en peste neumónica, a sus dueños o a los veterinarios”, advierten los CDC. Los felinos pueden enfermar al ingerir roedores contaminados o al ser picados por pulgas portadoras.
Los síntomas en humanos, que suelen aparecer dentro de una semana tras la exposición, incluyen fiebre, escalofríos, dolor de cabeza, debilidad muscular y, en algunos casos, inflamación de ganglios linfáticos, según detalló el CCHHS.
A pesar de que el riesgo para la salud pública es bajo, las autoridades sanitarias recomiendan adoptar medidas preventivas como evitar el contacto con animales salvajes, controlar pulgas en mascotas y acudir rápidamente al veterinario ante signos de enfermedad. También sugieren limpiar terrenos alrededor de las viviendas para reducir la presencia de roedores, retirando basura, madera, piedras o maleza acumulada.
La investigación sobre el caso continúa, mientras las autoridades insisten en mantener la alerta sin generar alarma, recordando que una buena prevención sigue siendo la mejor defensa.
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