El impacto psicológico de la eliminación de programas de diversidad, equidad e inclusión

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Dr. Caleb Esteban, Psicólogo Clínico

Por: Dr. Caleb Esteban, Psicólogo Clínico de la Asociación de Psicología de Puerto Rico

En enero de 2025, el reelecto presidente Donald Trump firmó una orden ejecutiva eliminando programas de diversidad, equidad e inclusión (DEI) en agencias gubernamentales y otras instituciones financiadas con fondos federales de los Estados Unidos y sus territorios. 

Esta medida ha generado gran preocupación, no solo en el público general, sino también entre profesionales salud mental, quienes se encuentran sobre preocupados con los efectos negativos que esta orden tendrá especialmente en las poblaciones vulnerabilizadas, incluyendo personas LGBTQIA+, con diversidad funcional y/o cognitiva, racializadas, migrantes, mujeres y personas con otras religiones o creencias fuera del cristianismo.

Los programas de DEI han sido fundamentales para reducir la discriminación y fomentar la calidad de vida y el bienestar psicológico y social de quienes históricamente han enfrentado barreras por el estigma y los prejuicios sociales. La decisión de eliminarlos agravará problemas tales como la salud mental y aumentará determinantes psicológicos que afectan nuestra salud mental como el estrés, la ansiedad y la depresión en estos grupos, al generar un ambiente de ambigüedad e incertidumbre y que no se muestra receptivo a sus necesidades creadas por la misma sociedad.

Es importante resaltar que muchas personas e instituciones han mostrado apatía a la situación debido a que la sociedad ha creado una asociación entre las palabras diversidad, equidad e inclusión con grupos vulnerabilizados tales como la comunidad LGBTQIA+. Por lo tanto, piensan que este tipo de órdenes no les impacta directamente y desde su posición de privilegio no muestran preocupación ni oposición a estos cambios impuestos. 

Sin embargo, el DEI, aunque sí protege a las personas por su orientación sexual e identidad y/o expresión de género, velaba a su vez por grupos mayoritarios como lo son las mujeres, que aunque son mayoría, son consideradas como una minoría de poder en nuestra sociedad. Por tal razón, la eliminación del DEI nos impacta a todas las personas.

De acuerdo con el modelo de estrés de minorías desarrollado por Ilan Meyer (2003), las personas que pertenecen a grupos históricamente marginados enfrentan un estrés adicional derivado del estigma, la discriminación y la violencia estructural. Este estrés minoritario no sólo se suma a los factores de estrés cotidianos que enfrenta cualquier persona, sino que tiene consecuencias directas sobre su salud mental y física. Por lo que la eliminación de los programas de DEI pueden intensificar estos estresores al reducir los espacios de apoyo y aumentar la invisibilización de las experiencias de estos grupos.

Meyer distingue entre estresores distales y proximales. Los estresores distales incluyen actos externos de discriminación, violencia y exclusión, como los que pueden surgir en contextos donde se desmantelan políticas de diversidad. Los estresores proximales, en cambio, se refieren a procesos internos, como la internalización del estigma, la ocultación de la identidad y la expectativa constante de rechazo. 

La eliminación de programas de DEI, las personas que eran protegidas por estos programas, experimentarán mayores niveles de preocupación anticipada, lo que les podría llevarles a reprimir, ocultar o hasta avergonzarse de sus identidades, e incluso evitar buscar apoyo en sus entornos laborales y académicos. Como consecuencia, se podrían intensificar otros síntomas psicológicos que afectan la salud como el aislamiento, el sentido de soledad e incluso pensamientos suicidas.

Finalmente, ante este panorama, tanto la sociedad como el Estado tienen un papel crucial en denunciar y proteger a las personas de los impactos negativos de las secuelas de estas políticas, así como en la creación de intervenciones que prevengan y trabajen con sus efectos. 

Es fundamental que profesionales de la salud mental continúen facilitando espacios seguros y culturalmente competentes para las personas afectadas por estos cambios políticos. También es necesario fomentar el activismo en nuestras disciplinas para defender políticas públicas tomando en cuenta la diversidad del ser humano y basadas en la equidad y la inclusión. 

Eliminar el DEI no hará que desaparezcan las desigualdades, sólo las invisibilizará y las perpetuará. Ahora más que nunca, es necesario que la sociedad tome acción para proteger los derechos humanos y la dignidad de todas las personas.

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