En el marco del Día Mundial de la Hidradenitis Supurativa, el Consejo General de Colegios Farmacéuticos se suma a la visibilización de esta enfermedad crónica con la publicación del Punto Farmacológico 190, un informe que pone el foco en el impacto de la enfermedad y en el papel decisivo que puede desempeñar el farmacéutico en su diagnóstico temprano y manejo integral.
La hidradenitis supurativa (HS) es una enfermedad inflamatoria crónica del folículo pilosebáceo que se manifiesta con lesiones dolorosas, inflamadas y recurrentes, como nódulos, abscesos o fístulas, que afectan principalmente axilas, ingles, glúteos y región inframamaria.
Su impacto va mucho más allá de lo físico, pues los pacientes enfrentan una elevada carga psicológica y una merma considerable en su calidad de vida, incluso superior a la provocada por enfermedades como la psoriasis o la dermatitis atópica.
Diagnóstico tardío y una ventana terapéutica perdida
Uno de los grandes retos de la HS es el diagnóstico tardío: los pacientes pueden esperar entre 7 y 10 años antes de recibir un diagnóstico certero. Durante este largo periodo de incertidumbre, muchos recurren a la automedicación o a consejos obtenidos en redes sociales, lo que puede agravar el cuadro clínico y hacer que se pierda la llamada “oportunidad terapéutica”.
El Consejo Farmacéutico destaca que una intervención temprana no solo mejora la evolución de la enfermedad, sino que también reduce comorbilidades, intervenciones quirúrgicas y sufrimiento psicológico.
El farmacéutico: primera línea de detección
En este contexto, el farmacéutico comunitario juega un papel esencial. Gracias a su cercanía, contacto frecuente con el paciente y formación sanitaria, puede identificar señales de alarma que muchas veces pasan desapercibidas.
El farmacéutico no solo puede detectar estos signos tempranos, sino también derivar al paciente a un médico para su diagnóstico, evitando así años de espera, agravamiento de síntomas y complicaciones quirúrgicas.
Más allá del medicamento
El manejo de la hidradenitis supurativa debe ser multidisciplinario: involucra tratamiento farmacológico, cambios en el estilo de vida, apoyo psicológico y, en muchos casos, intervenciones quirúrgicas.
En el aspecto farmacológico, se emplean medicamentos tópicos como clindamicina y resorcinol, terapias sistémicas como antibióticos, antiinflamatorios o biológicos, además de analgésicos para controlar el dolor. El farmacéutico, a través de los Servicios Profesionales Farmacéuticos Asistenciales (SPFA), puede hacer un seguimiento farmacoterapéutico, identificar reacciones adversas, mejorar la adherencia al tratamiento y prevenir interacciones peligrosas.
Por ejemplo, el informe alerta sobre efectos secundarios como dermatitis de contacto con tratamientos tópicos, síntomas gastrointestinales con antibióticos y posibles interacciones con anticonceptivos orales o anticoagulantes.
Estilos de vida, autocuidado y educación
El Consejo también destaca la importancia de la educación sanitaria. El farmacéutico puede ofrecer al paciente recomendaciones clave para controlar la evolución de la enfermedad:
- Evitar el uso de ropa ajustada y productos irritantes.
- Abandonar el tabaco y reducir el estrés.
- Cuidar las heridas, hidratar la piel y controlar el peso.
- Optar por métodos de depilación como el láser en lugar del afeitado con cuchilla.
- Fomentar el apoyo psicológico y la participación en grupos de educación terapéutica.