Estudio de la Universidad de Antioquia resalta los beneficios de la toxina botulínica en niños con distonía generalizada

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La distonía, un trastorno neurológico que provoca contracciones musculares involuntarias y dolorosas, es común en niños con parálisis cerebral y otros trastornos del movimiento. Imagen de archivo.

Un nuevo estudio publicado en la Revista Médica IATREIA, ha revelado resultados prometedores en el tratamiento de la distonía generalizada en niños mediante el uso de toxina botulínica.

La distonía, un trastorno neurológico que provoca contracciones musculares involuntarias y dolorosas, es común en niños con parálisis cerebral y otros trastornos del movimiento.

El estudio se centró en cuatro pacientes pediátricos con distonía generalizada, quienes recibieron inyecciones de toxina botulínica bajo guía ecográfica. Los resultados mostraron una notable mejoría en la reducción del dolor, la movilidad y la calidad de vida de los niños.

A pesar de que el uso de la toxina botulínica en distonía generalizada aún no es común, este estudio sugiere que podría ser una herramienta valiosa en el manejo de estos casos complejos.

Los autores del estudio subrayan la necesidad de un seguimiento cuidadoso y un enfoque personalizado para cada paciente, adaptando las dosis y los músculos a tratar según las necesidades específicas. Aunque se han reportado pocos efectos secundarios, los investigadores hacen un llamado a realizar más estudios para confirmar la eficacia y seguridad de este tratamiento en un mayor número de pacientes.

Este avance representa una esperanza para mejorar la calidad de vida de los niños afectados por distonía generalizada, un trastorno que hasta ahora ha tenido opciones de tratamiento limitadas.

La toxina botulínica, una neurotoxina producida por la bacteria Clostridium botulinum, se utiliza clínicamente para tratar enfermedades neurológicas que implican hiperactividad muscular, gracias a su capacidad para inducir parálisis muscular.

Existen tres variantes de la toxina botulínica tipo A: onabotulinumtoxina A, abobotulinumtoxina A e incobotulinumtoxina A, las cuales difieren en sus dosis.

Estudiada durante dos siglos, esta neurotoxina ha demostrado ser un agente terapéutico valioso para tratar una amplia gama de enfermedades crónicas, además de su conocido uso en la medicina estética.

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