Un reciente estudio transversal ha revelado que la diabetes mellitus desempeña un papel mediador significativo en la relación entre el índice cardiometabólico (CMI) y la formación de cálculos renales en adultos estadounidenses.
Los hallazgos, basados en datos de la Encuesta Nacional de Examen de Salud y Nutrición (NHANES) entre 2007 y 2018, proporcionan nueva evidencia sobre cómo los factores metabólicos pueden influir en el riesgo de desarrollar esta condición dolorosa.
La diabetes es conocida por ser un factor de riesgo para los cálculos renales, pero la relación exacta entre el índice cardiometabólico, un marcador que evalúa la salud cardiovascular y metabólica, y la formación de piedras en los riñones ha sido poco explorada hasta ahora.
El CMI, compuesto por varios parámetros como la obesidad, la presión arterial, los niveles de lípidos y la glucosa, ha mostrado estar asociado con diversas enfermedades metabólicas, pero su vinculación con los cálculos renales era hasta ahora incierta.
El estudio incluyó a 10.609 participantes, de los cuales 972 fueron diagnosticados con cálculos renales. Mediante análisis de regresión logística multifactorial y otras técnicas estadísticas, los investigadores encontraron que los niveles más altos de CMI se asociaban significativamente con un mayor riesgo de formación de cálculos renales, con una razón de probabilidades de 1,29. Además, el análisis reveló que esta relación no era lineal, sugiriendo que los efectos del IMC en el riesgo de cálculos renales podrían variar según el nivel de este índice.
Lo más relevante del estudio es el papel mediador de la diabetes. Al ajustar los datos por posibles variables de confusión, se encontró que la diabetes mellitus explicaba aproximadamente el 15,3% de la relación entre el CMI y los cálculos renales, lo que subraya la importancia de mantener bajo control el metabolismo de la glucosa para prevenir este tipo de complicaciones renales.
Los autores del estudio concluyen que mantener un CMI saludable y controlar la glucosa en sangre son factores clave no solo para reducir el riesgo de enfermedades cardiovasculares y metabólicas, sino también para prevenir la formación de cálculos renales. Estos hallazgos refuerzan la necesidad de abordar la regulación glucémica y promover hábitos saludables como medidas preventivas en la lucha contra los cálculos renales.