El manejo del mieloma múltiple ha evolucionado de forma significativa en los últimos años, transformándose de una condición casi sin alternativas terapéuticas a una enfermedad que hoy puede tratarse como crónica. Así lo explicó el doctor Mark Miranda, hematólogo-oncólogo en entrenamiento, durante una conversación sobre los avances, retos y el factor humano en el tratamiento de esta enfermedad.
El especialista describió el ejercicio de la oncología como una experiencia profunda tanto a nivel profesional como emocional. “Manejar pacientes con cáncer es una montaña rusa. Tenemos historias de éxito, pero hay otras donde los resultados no son los mejores”, afirmó. Para él, esta vivencia ha reforzado la importancia de la empatía en la práctica médica.
El Dr. Miranda recalcó que el vínculo médico-paciente es esencial, especialmente ante enfermedades como el mieloma múltiple, que requieren seguimiento prolongado. “Ese rapport, esa relación médico-paciente, es bien importante porque uno sigue a estos pacientes por múltiples años, y esa confianza que se deposita en nosotros es de suma importancia”, puntualizó.
Además, resaltó que el tratamiento no debe limitarse al aspecto clínico. “No es solamente la parte clínica ni el diagnóstico; hay que ver al paciente como un completo: su parte emocional, su parte espiritual es de suma importancia”, explicó. En ese proceso, la familia también juega un papel fundamental como parte del equipo de apoyo.
Respecto a la formación de nuevos especialistas en hematología-oncología, el doctor enfatizó que la esencia del buen médico va más allá del conocimiento científico. “Definitivamente, el ser humano, no es solamente ciencia; en este tipo de casos hay que dar más allá para estos pacientes”, sostuvo.
Sobre los avances terapéuticos, Miranda destacó el impacto de la inmunoterapia y las terapias dirigidas, que antes parecían inalcanzables en Puerto Rico. “Hace cinco años me decían que eso era ciencia ficción, que nunca iba a llegar aquí, y hoy es una realidad”, relató. Estas nuevas alternativas han permitido ofrecer tratamientos más personalizados y con mejores resultados.
Mirando hacia el futuro, el médico se mostró optimista ante el progreso científico. “Estoy seguro de que lo que estamos estudiando hoy, en cinco o diez años va a cambiar con terapias más dirigidas”, aseguró.
Aunque reconoció que el mieloma múltiple aún no tiene cura, expresó su esperanza: “Entendiendo mejor la biología de esta enfermedad, podemos llegar a buscar una cura contra ella”.
La evolución del tratamiento del mieloma múltiple, junto al compromiso humano de especialistas como el doctor Mark Miranda, abre paso a una nueva etapa de esperanza para los pacientes que enfrentan este diagnóstico en Puerto Rico.



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