Aunque la enfermedad arterial periférica (EAP) puede ser un factor de riesgo significativo para la amputación, el tratamiento y manejo de esta enfermedad no siempre requiere intervención quirúrgica invasiva. De hecho, en muchas situaciones, un enfoque conservador es suficiente para detener la progresión de la enfermedad y evitar complicaciones.
El Dr. Jorge Luis Martínez Trabal, cirujano vascular y endovascular, aclara que «la EAP se puede tratar con éxito sin necesidad de cirugía en la mayoría de los casos». Uno de los enfoques iniciales más efectivos es la modificación de los factores de riesgo. La clave está en controlar afecciones como la diabetes, hipertensión y colesterol alto, que son las principales causas del estrechamiento de las arterias. «Es esencial que los pacientes trabajen con su médico para gestionar estos factores, ya que, si se controlan, se puede frenar el avance de la EAP», dice el Dr. Martínez.
Otro aspecto crucial en el tratamiento es dejar de fumar. El Dr. Martínez advierte que «el tabaco es uno de los peores enemigos para la circulación sanguínea. Fumar empeora el daño a las arterias y aumenta el riesgo de complicaciones graves». Dejar el hábito de fumar es uno de los primeros pasos hacia la mejora de la circulación en las piernas y la prevención de la progresión de la enfermedad.
Además, el ejercicio físico es fundamental. El Dr. Martínez recomienda a los pacientes que se enfoquen en actividades como caminar. «Caminar es uno de los ejercicios más simples pero efectivos para mejorar el flujo sanguíneo en las piernas. Aunque pueda causar dolor al principio, con el tiempo este dolor disminuye a medida que el cuerpo se adapta y los músculos se fortalecen», explica. De hecho, muchos pacientes reportan una mejora significativa de los síntomas tras comenzar un programa de caminatas regulares.
En cuanto al tratamiento farmacológico, el Dr. Martínez menciona que existen vasodilatadores y anticoagulantes que pueden ayudar a mejorar el flujo sanguíneo y prevenir la formación de coágulos. «Los medicamentos pueden aliviar la claudicación intermitente y mejorar la circulación, lo que a su vez reduce el riesgo de complicaciones como los coágulos», explica.
En etapas más avanzadas, cuando los tratamientos conservadores ya no son suficientes, las opciones como la angioplastia o la cirugía endovascular pueden ser necesarias. Estos procedimientos mínimamente invasivos permiten abrir las arterias bloqueadas sin necesidad de cirugía mayor. Sin embargo, el Dr. Martínez recalca que la intervención quirúrgica solo debe ser considerada cuando los tratamientos no invasivos no han logrado los resultados esperados.
En resumen, el Dr. Martínez subraya que «la prevención y la intervención temprana son clave en la EAP. No esperes a que los síntomas empeoren; si experimentas dolor o dificultad para caminar, consulta a un cirujano vascular lo antes posible».