Organizaciones de EE.UU responden al anuncio de la Casa Blanca sobre el autismo

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Reiteran que las investigaciones deben centrarse en las verdaderas causas del autismo.

Tras el anuncio de la Casa Blanca sobre el autismo, la Asociación Estadounidense de Psiquiatría (APA) emitió una declaración en la que pidió priorizar la investigación basada en evidencia y reafirmó que las vacunas no causan autismo.

“Es esencial que la administración priorice el apoyo basado en evidencia para las personas del espectro autista e invierta en una investigación integral a largo plazo sobre el trastorno. Las vacunas no causan autismo. Las afirmaciones de tal asociación han sido repetidamente desacreditadas en estudios revisados por pares”, menciona la Asociación en su comunicado. 

“El autismo es un trastorno complejo, y es incorrecto insinuar que solo unos pocos estudios han establecido la causalidad. Una sólida base de evidencia demuestra que el acetaminofén, cuando se toma según las indicaciones, es seguro durante el embarazo”,  añaden. También enfatizan en que cualquier decisión sobre el tratamiento debe ser tomada por el paciente y su médico.

De la misma manera, afirman que la leucovorina (ácido folínico) no se ha recomendado como tratamiento para el autismo y que se necesitarán muchos años más de investigación para saber si la leucovorina es adecuada para personas con autismo.

“Los trastornos del espectro autista existen en un espectro de neurodiversidad. El país debe centrar sus recursos en ampliar el acceso a la atención y en construir una base empírica para futuros tratamientos”, concluyen. 

Por su parte, la American Academy of Pediatrics señala que la ciencia ha demostrado de manera contundente que no existe relación entre las vacunas infantiles y el autismo. De hecho, el informe original que señalaba a la vacuna triple vírica como causante fue retractado tras revelarse datos fraudulentos, y su autor perdió la licencia médica.

Advierten que difundir desinformación sobre los supuestos vínculos entre vacunas y autismo no solo amenaza la salud pública —al fomentar la desconfianza en la inmunización durante brotes de enfermedades como el sarampión—, sino que también perjudica directamente a la comunidad autista.

En palabras de la pediatra Kristin Sohl, FAAP: “Múltiples estudios de todo el mundo no han encontrado un vínculo creíble entre el autismo y las vacunas. Seguir promoviendo esta falsa ciencia supone riesgos significativos para la salud pública, especialmente durante uno de los peores brotes de sarampión en décadas. Además, perjudica a la comunidad autista y perjudica a los miles de niños y adultos autistas que viven vidas plenas y plenas”.

También, recuerdan que el diagnóstico temprano y las intervenciones adecuadas —como la terapia del habla, la terapia ocupacional y los planes educativos individualizados— son clave para mejorar la calidad de vida de los niños en el espectro. 

Al mismo tiempo, reiteran que las investigaciones deben centrarse en las verdaderas causas del autismo, que incluyen factores genéticos y ambientales, y no en mitos desacreditados.

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