En los últimos años, el interés por las terapias naturales y los remedios a base de plantas ha crecido de manera exponencial. Desde tés y cápsulas hasta extractos concentrados, la fitoterapia —es decir, el uso de plantas con fines medicinales— se presenta a menudo como una alternativa “segura” y “libre de químicos”. Sin embargo, lo natural no equivale automáticamente a inocuo.
Tal como señala el Dr. Mauricio Wajngarten, muchas de estas plantas pueden producir efectos adversos que van desde molestias leves, como dolor abdominal o mareo, hasta problemas graves como toxicidad hepática o renal. Por ello, es fundamental comprender tanto sus posibles beneficios como sus riesgos y, sobre todo, consultar siempre con un profesional de la salud antes de utilizarlas, especialmente si se consumen junto con medicamentos convencionales.
Efectos adversos más frecuentes
Los efectos indeseados de las plantas medicinales son variados. Entre los más comunes se encuentran:
- Náuseas, vómitos y diarrea.
- Dolor abdominal o malestar digestivo.
- Mareos, vértigo o confusión mental.
- Reacciones alérgicas en la piel (erupciones, picazón).
- Alteraciones del sistema nervioso, como agitación o insomnio.
Cuando su uso es prolongado o en dosis altas, algunas plantas pueden generar daño hepático y renal considerable. Además, muchas interaccionan con fármacos de uso habitual, lo que puede alterar la eficacia de un tratamiento médico o potenciar efectos indeseados.
El riesgo es mayor durante el embarazo, la lactancia o en personas con enfermedades crónicas (cardiovasculares, hepáticas, renales o inmunológicas).
Ejemplos de plantas medicinales y sus riesgos
El Dr. Wajngarten enfatiza que no se trata de “demonizar” la fitoterapia, sino de reconocer que cada planta tiene un perfil específico de seguridad y posibles interacciones. A continuación, un repaso de algunas de las más utilizadas:
- Ginkgo biloba: se emplea para la memoria, mareos y circulación. Su principal riesgo es aumentar el sangrado en pacientes que toman anticoagulantes o aspirina. Puede causar también malestar digestivo y dolor de cabeza.
- Ginseng (Panax ginseng): usado para la fatiga y el rendimiento físico. Puede provocar insomnio, hipertensión y molestias digestivas. Interacciona con anticoagulantes, hipoglucemiantes y otros fármacos.
- Hipérico o hierba de San Juan (Hypericum perforatum): popular para depresión leve y ansiedad. Tiene uno de los mayores riesgos de interacción, pues reduce la eficacia de anticonceptivos, anticoagulantes e inmunosupresores. También puede provocar reacciones cutáneas.
- Equinácea (Echinacea spp.): utilizada para prevenir resfriados. Generalmente bien tolerada, pero puede causar alergias y problemas digestivos. Interacciona con inmunosupresores y ciertos fármacos contra el cáncer.
- Serenoa repens (palma enana americana): usada en hiperplasia prostática benigna. Puede alterar el perfil hormonal y causar cefaleas leves.
- Kava (Piper methysticum): ansiolítico natural. Su mayor riesgo es la hepatotoxicidad severa, motivo por el cual ha sido prohibida en varios países.
- Ajo (Allium sativum): conocido por su efecto sobre la presión arterial y el colesterol. Puede producir sangrados si se combina con anticoagulantes y, en exceso, molestias digestivas.
- Cúrcuma (Curcuma longa): valorada por sus propiedades antiinflamatorias y antioxidantes. En dosis altas o prolongadas, puede afectar al hígado y potenciar el efecto de anticoagulantes.
- Regaliz (Glycyrrhiza glabra): empleado en problemas respiratorios y digestivos. Puede causar retención de líquidos, hipertensión y arritmias en consumos prolongados.
- Té verde (Camellia sinensis): rico en antioxidantes. Puede producir insomnio, irritabilidad y, en exceso, daño hepático. También tiene interacciones con anticoagulantes y algunos fármacos cardiovasculares.
Interacciones con medicamentos: un riesgo silencioso
Un aspecto crítico que resalta el Dr. Wajngarten es el potencial de interacción entre plantas medicinales y fármacos convencionales. Muchas personas consumen ambas cosas al mismo tiempo sin informarlo a su médico, lo que puede tener consecuencias graves.
Ejemplos comunes:
- Hipérico puede reducir la eficacia de anticonceptivos orales, lo que incrementa el riesgo de embarazos no planificados.
- Ajo o ginkgo pueden potenciar los efectos de anticoagulantes como la warfarina, aumentando el riesgo de hemorragias.
- Té verde puede interferir con medicamentos cardiovasculares, reduciendo o alterando su acción.
Por eso, es fundamental que los pacientes informen a su médico sobre todo lo que consumen, incluidos tés, cápsulas o preparados de herbolario.
Un equilibrio entre tradición y evidencia
La medicina moderna reconoce que muchas plantas han sido la base de fármacos importantes. La aspirina, por ejemplo, tiene su origen en la corteza del sauce; y la morfina, en el opio de la amapola. Sin embargo, la diferencia entre el uso responsable y el riesgoso radica en el control de dosis, pureza y evidencia científica.
El mensaje central del Dr. Mauricio Wajngarten es claro:
- Las plantas medicinales pueden ser útiles, pero no están exentas de riesgos.
- Su uso debe hacerse de manera informada, con respaldo de profesionales de la salud.
- Nunca deben considerarse un reemplazo seguro para tratamientos médicos sin la supervisión adecuada.
En conclusión, lo “natural” puede ser tan poderoso como lo “químico”. Y precisamente por eso, necesita el mismo respeto, precaución y acompañamiento médico.