¿Qué es un SuperAger?
Sel Yackley, de 85 años, es una mujer activa, canta en un coro, hace ejercicio varias veces por semana, participa en clubes de lectura, confecciona prendas para personas sin hogar y mantiene una vida social intensa. A pesar de su edad, su capacidad de memoria equivale a la de alguien 20 o 30 años más joven.
Este perfil la convierte en una “SuperAger”, término acuñado por el Dr. M. Marsel Mesulam, fundador del Centro Mesulam de Neurología Cognitiva y Enfermedad de Alzheimer en la Escuela de Medicina Feinberg de la Universidad Northwestern. Desde el año 2000, casi 300 personas han participado en el Programa de SuperEnvejecimiento (NUSAP), demostrando que el deterioro de la memoria no es un destino inevitable del envejecimiento.
Aunque la genética parece jugar un papel, Yackley tuvo padres que vivieron hasta los 86 y 88 años, los investigadores creen que la actitud ante la vida y las conexiones humanas también son claves.
“Hay personas conectadas a la tierra, a su arte, a su familia, no vemos muchos SuperAgers desconectados”, señala la profesora Tamar Gefen, coautora del análisis publicado en Alzheimer’s & Dementia.
Sin embargo, advierte que no basta con proponérselo, no todos pueden convertirse en SuperAgers, ya que la genética también protege a muchos de ellos frente a genes de alto riesgo para Alzheimer, como el APOE4.
Cerebros con características únicas
El equipo de Northwestern ha analizado cerca de 80 cerebros de SuperAgers fallecidos, encontrando:
- Menor cantidad de ovillos de tau en zonas clave de la memoria.
- Neuronas entorrinales más grandes, esenciales para el recuerdo.
- Mayor número de neuronas von Economo, vinculadas a la conducta social.
Curiosamente, la cantidad de placas de beta-amiloide, objetivo principal de muchas terapias para Alzheimer, no difiere mucho de la observada en personas de memoria normal, lo que plantea preguntas sobre si los tratamientos actuales atacan la causa correcta.
Yackley ya ha decidido donar su cerebro y su cuerpo a la ciencia. Mientras tanto, sigue activa, camina 4.200 pasos al día, mantiene listas de pendientes y trabaja en un álbum que recopile su vida.
Aunque solo el 10% de los voluntarios iniciales cumplió con los criterios para ser SuperAger, hoy más de 100 personas entre los 81 y los 111 años participan en la investigación. Muchos de ellos han tenido vidas difíciles, pero coinciden en algo, saben que poseen un don que vale la pena estudiar.
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