En el camino de la vida, hay momentos que nos desafían y nos transforman. En día Mundial contra el Cáncer de Colon, Tristana Vásquez Torres, nos cuenta su historia, para levantar su voz como un ejemplo de resiliencia y valentía.
Consultora de negocios y especialista en movimiento oncológico, dedica su vida a ayudar a empresas puertorriqueñas a crecer y a acompañar a pacientes, sobrevivientes y cuidadores en su proceso de bienestar tras un diagnóstico de cáncer. Su historia es un testimonio de lucha, amor y determinación.
Un diagnóstico inesperado
A los 38 años, Tristana recibió un diagnóstico de cáncer colorrectal. Como en muchos casos, las primeras etapas de la enfermedad no presentaron síntomas. Fue solo cuando comenzó a experimentar fatiga extrema, problemas digestivos y cambios en su rutina de sueño y alimentación que buscó respuestas médicas.
Sin embargo, su camino hacia el diagnóstico había comenzado dos años antes, cuando empezó a notar un cansancio inusual. Como madre de tres hijos y una mujer activa y saludable, nunca imaginó que su cuerpo estaba enfrentando una batalla silenciosa.
El impacto de la noticia fue devastador. Inicialmente, los médicos creyeron que su cáncer estaba en estadio I, pero tras estudios adicionales, descubrieron que la enfermedad se había metastizado al pulmón. Con tres hijos, el menor de tan solo diez años, el miedo y la incertidumbre fueron inevitables.
Sin embargo, Tristana decidió enfrentar la enfermedad con valentía y optimismo. «Me di permiso de sentir, de purgarme, de vivir todas las emociones humanas, pero luego me arremangué y decidí convertirme en una paciente activa», afirma.
El poder del optimismo y la red de apoyo
Tristana siguió al pie de la letra las recomendaciones médicas. Se sometió a cuatro cirugías y casi un año de quimioterapia. Pero también comprendió la importancia de su bienestar emocional. «Sabía que mientras más feliz me sintiera, mientras más agradecida me levantara cada día, más fuerza tendría para enfrentar lo que venía».
El apoyo de su familia fue crucial. Su madre, sus hijos y su círculo cercano se convirtieron en su sostén. Aprendió que pedir ayuda no es signo de debilidad, sino de fortaleza. «Dejar que me ayudaran, que me cargaran cuando fuera necesario, no solo era importante para mi recuperación, sino también para ellos. Les daba esperanza».
Un mensaje para quienes enfrentan el diagnóstico
Hoy, tras nueve años de haber enfrentado la enfermedad, Tristana sigue inspirando con su testimonio. A quienes están comenzando su lucha contra el cáncer, les dice: «Es normal sentir miedo, angustia y desesperación. Pero no se sientan culpables ni débiles por ello. Conviértanse en pacientes activos, escuchen su cuerpo y rodéense de una comunidad de apoyo».
Además, enfatiza la importancia de la prevención. «Cumplan con los chequeos médicos, pero también escuchen a su cuerpo. Si sienten que algo no está bien, sigan buscando respuestas. La detección temprana puede salvar vidas».
Cuando se le pregunta por una frase que le hubiese gustado escuchar antes del diagnóstico, responde con convicción: «La sanación es posible. No importa por dónde venga, lo importante es rodearte de amor, cuidado y alegría».
Hoy, Tristana Vázquez Torres es un faro de esperanza. Su historia nos recuerda que, incluso en los momentos más oscuros, la luz del amor y la determinación pueden guiarnos hacia la sanación.