“Una dieta equilibrada es crucial para mantener nuestro organismo libre de inflamación crónica”, Lcda. Figueroa

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Licenciada Lilyana Figueroa, nutricionista y dietista

En un esfuerzo por brindar herramientas prácticas para mejorar la calidad de vida de pacientes con enfermedades inflamatorias, la licenciada en nutrición y dietética Lilyana Figueroa ofreció una conferencia titulada “Nutrición y enfermedades reumáticas”, en la que destacó el rol fundamental de la alimentación en el manejo de la inflamación crónica.

Durante su intervención, la Lcda. Figueroa explicó que la inflamación es un proceso natural del cuerpo, pero en el caso de enfermedades crónicas como la diabetes tipo 2, las enfermedades cardiovasculares y las enfermedades autoinmunes, esta se vuelve prolongada y dañina. “Esa inflamación puede durar meses, semanas y hasta años en el cuerpo, creando más y más daño”, advirtió.

Uno de los puntos que trató durante su conferencia fue el efecto de los alimentos en la activación de las citoquinas inflamatorias, como la interleucina-6, el TNF-alfa y la proteína C reactiva. “Cuando consumimos alimentos inflamatorios, como comidas fritas o altamente procesadas, estos marcadores se elevan y promueven la inflamación en el cuerpo”, explicó.

Entre los alimentos que recomendó evitar, se encuentran el pan blanco, los dulces, los cereales azucarados, las carnes rojas, los alimentos fritos, las bebidas azucaradas, el alcohol y los productos con aditivos y colorantes artificiales. “Cada vez que usted va al supermercado, debe pensar en lo que su cuerpo necesita, no en lo que se le antoja”, enfatizó.

Lo que sí se debe consumir 

Como contraparte, la experta presentó una serie de alimentos con propiedades antiinflamatorias, destacando la dieta mediterránea como modelo ideal. “Esta dieta se basa en frutas y vegetales frescos, grasas saludables como el aceite de oliva, y proteínas magras como el salmón, todo lo cual ayuda a reducir la inflamación”, señaló.

Las frutas como la piña, que contiene bromelina, las fresas, los cítricos, los arándanos y las frambuesas fueron resaltadas por su potente efecto antioxidante y antiinflamatorio. No obstante, la especialista recordó que el control de las porciones es crucial. “Cada merienda debe contener aproximadamente 15 gramos de carbohidratos para evitar picos de glucosa que puedan aumentar la inflamación”, detalló.

Asimismo, Figueroa explicó la importancia de las grasas saludables como el omega-3, presente en alimentos como el salmón, las almendras y el aguacate. “Uno de los errores más comunes es consumir suplementos que mezclan omega 3, 6 y 9. Nosotros necesitamos enfocarnos en el omega-3, que es el verdaderamente antiinflamatorio”, recalcó.

Dieta equilibrada para la salud intestinal 

Abordó la salud intestinal como factor clave en la correcta absorción de nutrientes. “Muchos pacientes padecen de disbiosis intestinal, una alteración en la flora bacteriana que puede impedir que el cuerpo aproveche los nutrientes, aunque se tenga una dieta adecuada”, advirtió. Para combatir esto, recomendó alimentos fermentados como el yogur, el kéfir, el kimchi, los pepinillos fermentados y la kombucha.

La Lcda. Figueroa cerró su charla con una reflexión contundente: “Cada bocado es una oportunidad de nutrir nuestro cuerpo. La comida puede ser nuestra medicina, pero también puede hacernos daño si no la elegimos con sabiduría.”

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